Cielo de Quilmes de Lelia L. Cuatrini
Entre los edificios,
la luna camina descalza.
Sujeta su túnica,
y deja su sonrisa blanca.
Por el arroyo del cielo,
estrechez de calles recortadas,
por ese arroyo cruzan negros pájaros,
en bandadas,
dicen que las golondrinas se han marchado,
que son otros revoloteando,
peleando,
agitando el espacio cansado de la tarde.
Todo es tan gris…
como la muerte.
Sólo la luna sonríe:
inocencia de luces,
derroche, abundancia.
Seres descarriados, pasan,
desolados por trágicos desamparos,
amigos de las alcantarillas y los orinales.
A mí, sólo me ayuda este anhelo de bucear,
llevo pesada carga de desarraigo.
Sólo me salva mi pensamiento en lucha
y una palabra tuya
que puede cambiar el mundo,
pero que nadie se entere,
porque es nuestro,
seguro.
Lelia L. Cuatrini
La autora de este poema singular, donde se mezclan la visión del cielo y las calles de Quilmes y, entre ambos, el ser humano desamparado pero en movimiento, nació en Buenos Aires. Porteña de ley, rioplatense de pura cepa, sin embargo gran parte de su vida transcurrió en su amado Quilmes, del cual ya casi no quedan vestigios líricos. Aquí culminó sus primeros estudios en la Escuela Normal Superior Mixta “Alte. Guillermo Brown”, graduándose a los 16 años con el título de Maestra Normal, tarea que ejercerá por más de 30 años. Hasta la fecha participó en varios certámenes de poesía patrocinados por la SADE (Zona Quilmes), obteniendo el 1er. premio por su poema “Manos” (2003), y luego logró menciones especiales por sus temas “La Ternura” (2004) y “Riqueza guardada” (2005), a través de la Municipalidad de Quilmes. Intensa lectora, también cursó varias asignaturas en la carrera de Letras de la Facultades de Filosofía de la UBA. Hoy se dedica casi exclusivamente al cuidado de sus plantas y flores. Pueblo Kilmes quiere publicar una poetisa nuestra, talentosa y sensible.
Imagen: Silvia Marmori, foto-montaje
Lelia, disfruto leerte y te imagino removiendo palabras sentidas en las entrañas como removiendo tierra para las nuevas semillas,
Docente que cultiva en sus jardines flores y plantas varias, tierra fértil como con el lenguaje que que brota de sus páginas blancas enriqueciendo a quienes la escuchamos o leemos cuando esperamos o añoramos primaveras. ¡Gracias por compartir!
Me cautivó las palabras que lograste enlazar armando este hermoso poema. Amiga te felicito.
Al parecer, la autora abreva de la Naturaleza misma, sin miramientos. Así como otros buscan verdades reveladas en vastos libros religiosos. Ella celebra la grandeza de la Creación a través de sus plantas, sus flores, sus ríos, unida a la mirada de las bestias inocentes: de todas ellas se nutre, sobre todas ellas escribe.