Los tiempos presentes tienen a todo el mundo estremecidos por la pandemia del Covid. Muchas generaciones -los menores a sesenta años-, jamás han vivido algo de esta magnitud, más allá de episodios con el cólera, gripes estacionales, o el dengue y similares, en nuestro espacio iberoamericano; o del virus del ébola, por ejemplo, en el espacio africano. Por ello, nos parece oportuno recordar otros momentos dramáticos de la salud comunitaria padecidos en la argentina y el mundo. Más que nunca hoy es conveniente reforzar un concepto de actitud de vida. Mucha gente se ha acostumbrado a decir: “esto era inimaginable”. Sin embargo, ocurre, puede seguir ocurriendo, y es necesario estar preparados para enfrentarlo. Así, hemos convocado el Testimonio de Vida de una de las protagonistas de una de las más graves y últimas epidemias.
La amiga María Angélica Llorente, nacida en el Hospital de Quilmes en el año 1950 nos cuenta su experiencia con la epidemia de poliomielitis que se desató en el país entre el año 1953 y 1956, año del mayor registro, aunque hubo brotes en décadas anteriores, y el mundo venía sufriendo esporádicamente esta enfermedad desde tiempos remotos.
Su familia cercana estaba constituida por padres argentinos: el papá Don Mario Llorente había estudiado en el prestigioso Otto Krause y fue Constructor Naval y luego estuvo en IKA como fabricante de autos. Y su mamá Doña Ernestina Cesa trabajaba en Seguros y hoy tiene flamantes 94 años. Su hermana Viviana es siete años menor. María Angélica tiene un hijo de su primer matrimonio, Sebastián, de treinta y tres años.
Desde los tres años fue afectada por el virus, particularmente en una pierna, que le restringe sus capacidades de movilidad. Durante toda su niñez y gran parte de la adolescencia tuvo que usar aparatos de sostén hasta que la eminente Dra. Elena Albino la operó a sus quince años, y logró mejorar su condición. Sobreponiéndose como tantos niños afectados de aquellos angustiantes años asistió a colegios y escuelas públicas locales, y a los veinte años se recibió de Técnica Óptica con especialidad en Lentes de Contacto en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Comenzó a trabajar como profesional, apenas recibida, durante un año en la ciudad de Salta, y volvió a su localidad natal donde desde entonces ha atendido a varias generaciones quilmeñas.
Desde hace treinta y dos años tiene su local de atención al público en la calle Alem 184, bajo el reconocido nombre de Puerto Luz (ex Pupilent Quilmes). También, estudió hasta cuarto año en la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Bernal, y como amante del arte en generales miembro fundador de la Asociación “Amigos de las Artes Quilmes” y fue hasta hace poco la primera mujer presidente del Rotary Club en Quilmes. Gran parte de la comunidad quilmeña la quiere y la aprecia por su calidad de persona y experiencia profesional.
Le agradecemos de todo corazón brindarnos sus recuerdos de aquella época.
Testimonio
Me pregunto ¿cómo llegó el virus? Yo era una niña de 3 años que no viajaba, solo estaba en casa con mi abuela y mis padres trabajaban. Ningún niño del barrio (y había muchos) se enfermó.
Se pintaba con cal los cordones de las veredas y los troncos de los árboles. Y a los chicos les ponían alcanfor en el pecho para ahuyentar el virus. También, se llegó a fumigar barrios desde aviones, o con carros de bomberos. Ahora reconozco que fueron aquellos primeros brotes que trajeron tanta sorpresa por el desconocimiento de la enfermedad, pero ya se sabían de sus consecuencias.
Tuve maestra domiciliaria en el último año del primario porque estaba operada y con yeso hasta la cintura. Pero sólo recuerdo que me divertía mucho porque venían mis compañeros y tocaban la guitarra y cantábamos folklore que estaba de moda. Y también escuchábamos música en el Winco y hasta a veces bailaban rock.
Mis recuerdos no tienen tristezas, ni quiero provocarla contándolos. Fui muy querida por las maestras, profesores y sobre todo por compañeros que hasta hoy conservo sus cariños.
En el año 1953 yo tenía 3 años. Era la primera hija y nieta de una familia común pero criada con mucho cariño. Un día de diciembre empecé con mucha fiebre y llamaron al Dr.Marcos Russo,compañero de mi padre en el colegio.
Seguro se dio cuenta que era el virus que acechaba a los niños llamado “poliomielitis o parálisis infantil “, pero en realidad también afectó a algunos adultos.
Me internaron en el Hospital de niños de La Plata. Mi madre me contó que estaba lleno de chicos y los varones se los colocaba de a dos en las camas.
Cuando me dieron el alta quedé con secuela del virus en la pierna izquierda. Otros niños fueron afectados en los músculos respiratorios y eran colocados en pulmotores para ayudarlos a respirar. Aquí podemos encontrar alguna similitud entre el virus de la polio y el Covid que, en algunos casos, requiere tratamiento con respiración artificial. Sabemos que aproximadamente un 10% de los afectados falleció.
Y desde entonces mis padres buscaron médicos y alguien tipo de kinesiólogo, que era algo raro de encontrar. Por varios años vino a casa el masajista Huber, que trabajaba en la Cervecería Quilmes y que se preocupaba por mi recuperación.Después vinieron las operaciones y distintos kinesiólogos.
Olvidé decir que en 1956 salió la vacuna SALK y me la dieron por si se repetía. Nadie sabía mucho sobre este virus. Años después se creó la vacuna SABIN, que se da actualmente. Con la SABIN la Argentina fue el primer país en Latinoamérica en eliminar la polio.
Fui al jardín, al primario a la escuela N°17 y al Colegio Nacional de Quilmes, nunca me sentí discriminada, todo lo contrario, conservo grandes amigos de estos colegios y agradezco el respeto.y cariño que me han brindado.
Pero fueron mis padres que nunca se mostraron tristes ni vencidos, todo lo contrario. Recuerdo que mi padre trabajaba en la Capital Federal y volvía a la tarde y me llevaba a hacer tratamientos de fisioterapia y regresábamos para cenar.
La discapacidad que tengo no me impidió estudiar, salir con amigos,casarme y tener un hijo divino.
A los 70 años veo que desde los gobiernos no tienen en cuenta los obstáculos arquitectónicos, los medios de transporte(si habré esperado que se vayan los autos estacionados donde se toma el colectivo porque si no arriman al cordón no podía subir). Las escaleras en las facultades, edificios públicos, museos, lugares turísticos, etc. Las ciudades no están diseñadas o pensadas también para personas con este tipo de discapacidad
Me falta luchar por conseguir que las ciudades sean más fáciles para los discapacitados motores, pero también hay otras problemáticas que tienen que ver con los no videntes e hipoacúsicos. Una ciudad que los tenga en cuenta a todos es una ciudad en definitiva más humana.
María Angélica Llorente
Mary!!!! Mi gran amiga y mi querida compañerita del secundario! Hace poco te conte que nunca supe de tu historia, ni siquiera supe de tu enfermedad! Solo te dije que nunca imagine tu sufrimiento, porque lo unico que nos brindaste y aun lo haces, son todas tus sonrisas, tus actos de amor y tu ternura inmensa!!!! Te quiero, Mary!!!! Estas en nuestro corazon !!!!!
María Angélica llórente está entre. Las. GRANDES….ella no tiene discapacidad tiene Capacidad para todo y más …!!! Chapeau …!!!
Sos un ejemplo de vida. Te admiro muchísimo no sólo por lo que luchaste y soportaste siempre con tu eterna sonrisa, sino por tu espíritu altruista, siempre abocada en una misión solidaria.
Recuerdo que cuando pudiste caminar con un aparato en tu piernitas, recorrías el barrio con la alcancía de ALPl . Sos un ejemplo de vida.
Mary!!!!! Hace poco te dije que nunca habia sabido de tu enfermedad y tu largo sufrimiento. Pero tambien te dije que eso no me impidio quererte con todo el corazon!!!! Ahora, que ya somos grandes, te admiro por la belleza de persona en que te has convertido, y doy gracias a Dios por haberte conocido en el Nacional, y luego, en nuestro diario vivir, seguir siendo tu amiga! Te quiero muchisimo Mary!!!!
yo tengo el placer de ser una amiga de maria angelica y puedo confirmar que es. la persona mas resiliente y con mas ganas de hacer cosas. nunca le pregunte por discrecion de su dificultad y hoy con esta epidemia nos enteramoses el mejor ejemplo para nuestra sociedad tan carente de valores y sensibilidad .mary te quiero mucho y tenes muchas cosas por hacer.
Que gran historia, yo nací en Asuncion Paraguay en 1961 y a los 9 meses de edad me enfermedad de polio allá en Asuncion según mi madre no tenían muchos conocimientos de los tratamientos, yo tengo secuelas en la pierna derechano me impidió disfrutar de mi juventud, me case tuve 4 hijos….lo que noto es que desde hace más o menos 10 años el problema de movilidad de mi pierna se fue agudizando,. Hoy tengo problemas de renguera y mucho dolor…para mi nunca se terminanos las secuelas…y no se si existe forma de mejorar mi calidad de vida.