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La biblioteca que llegó a Don Bosco

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Liberia RovereBibliotecas populares

Desde finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, las bibliotecas populares se multiplicaron. Muchos factores influyeron: el flujo inmigratorio, la expansión urbana y los barrios, el afianzamiento definitivo de la cultura impresa,  la diversificación y evolución del mercado editorial, de la producción bibliográfica y de los lectores. “En esta periodización es posible advertir dos momentos: uno de gestación, que se inicia en 1890 y finaliza terciada la década de 1910; otro de expansión, que abarca los años comprendidos entre el cierre de la Primera Guerra Mundial y el Golpe de Estado de 1955” [1]

En un escrito referente a las bibliotecas populares situadas en la ciudad de Buenos Aires anteriores a 1945 Joel Horowitz, de la St. Bonaventure University, destaca que “una de las pocas bibliotecas en las que las mujeres desempeñaron un papel público significativo fue la Biblioteca Popular Iberoamericana, fundada con la fuerza impulsora de la Dra. Liberia Rovere y Oddino.”[2]

Esta biblioteca tuvo (y tal vez tendrá) un destino de mudanzas y su fundadora una biografía inusual.

Dra. Liberia Rovere

La Biblioteca Popular Iberoamericana fue fundada el 14 de octubre de 1939. Dicha fecha aparece en varios informes de inspección de la Biblioteca realizados entre 1959 y 1967 por la Comisión Protectora dependiente del ministerio de Educación. [3]
asociación patriótica  italianaComenzó a funcionar en la sede de la Asociación Patriótica Italiana “Giovanni Gentile” situada en la calle Juan Agustín García 5270 del barrio porteño de Villa Luro.

Su histórica presidenta y principal impulsora fue la Dra. Liberia Rovere y Oddino. Fue profesora de la Escuela Normal de Maestras N° 8 y en 1962, en ocasión de un viaje a Japón, un reportaje que le realizó el Japan Times nos permite conocer más sobre ella:

“Es doctora en matemáticas y filosofía y enseñó matemáticas durante 32 años antes de jubilarse y encabezar la biblioteca fundada en 1939. Una escuela de arreglos florales e ikebana también funciona en el local anexo desde 1955.”

…”Vine a Japón para aprender el significado religioso y filosófico encarnado en el ikebana, dice la doctora quien aprendió a hablar y escribir el idioma japonés en Buenos Aires, antes de la II Guerra… (…) El ikebana en Argentina no debería ser una imitación del ikebana en Japón. Debe crecer y desarrollarse absorbiendo los sentimientos tanto de los argentinos como de los aborígenes…”[4]

Anexo a la biblioteca, funcionaba la Universidad Libre Profesor Edgardo Cocchi donde se dictaban clases de dibujo y pintura, cerámica y mosaicos y la escuela de ikebana que menciona la nota del Japan Times.  Era una universidad abierta a la comunidad que dictaba cursos de diferentes disciplinas artísticas. Se hacían exposiciones diversas y se realizaban charlas.

Rovere y Oddino además de educadora, fue coautora junto a Cocchi de un libro de lectura para alumnos de primer grado titulado “Aspiración: libro de lectura para primer grado inferior”.[5]

Hacia 1965, la biblioteca fue rebautizada como Biblioteca Popular Iberoamericana Dra. Liberia Rovere, en homenaje a su directora. En ese año ganó una beca del fondo Nacional de las Artes para comprar mobiliario. Estas copias de la invitación a la inauguración de esos muebles, nos informan sobre  los cursos que se dictaban.[6]

Primera mudanza

escuela 18En algún momento entre julio de 1967 y mayo de 1970, teniendo en cuenta los informes del Ministerio, la biblioteca se muda enfrente, al edificio de la Escuela Nacional Nº 18 ubicada en el Nº 5265. Allí se instaló en un salón de 10×6 m ubicado en la planta alta del establecimiento con tres grandes ventanales y muy buena luz. Había una docente con salario asignado que atendía la biblioteca, lo que permitía abrirla de lunes a viernes de 14.30 a 18.30. Mientras estuvo en la sede de la Asociación Italiana, la biblioteca funcionaba en un salón amplio de 8×10 m, ventanales a la calle con una entrada directa de la misma.  Hacia 1967 contaba con 5510 volúmenes y 1800 folletos.

Sin embargo, este salón terminó siendo el causante de la mudanza.

Los libros ocupaban un salón bastante amplio por lo que el director de este establecimiento consideró que el aula era necesaria para que el alumnado efectuase en ella diversos trabajos prácticos. Como consecuencia, el consejo escolar procedió a solicitar el local por la falta de medios económicos para construir un aula nueva que no privara a los estudiantes del uso de la biblioteca.
Los miembros de la Comisión Directiva de la Sociedad de Fomento Don Bosco conocieron este hecho y se pusieron a trabajar inmediatamente para lograr el traslado de ésta a la sede de la sociedad ubicada en Don Bosco. Esta inquietud contó con el apoyo de la asociación protectora de bibliotecas populares pues en esta zona no funcionaba ninguna entidad afiliada.”
[7]

Hacia Don Bosco

Las dos primeras ubicaciones de esta biblioteca en el barrio de Villa Luro están a una cuadra de la plaza Don Bosco y casualmente la tercera ubicación tuvo que ver con ese nombre.

Ya desde tiempo atrás, la Sociedad de Fomento y su presidente, Fernando de Felipe, querían utilizar el espacio del que disponían para un centro de cultura y también crear una biblioteca. El matrimonio Fidel Scillone – Ángela Fernández (de quienes ya hemos hablado en la nota ¿De la Madre o Spilimbergo? La plaza de Don Bosco y su historia , junto a otros vecinos, estaban relacionados con el Sr. De Felipe y conocían a Liberia Rovere quién en ese momento pedía ayuda para poder instalar la Biblioteca en otro sitio. Deciden mudarla y reciben un gran número de libros. Según la nota mencionada del diario El Sol: “…está integrada por seis mil volúmenes de nivel primario, secundario y universitario. Entre ellos se encuentran obras completas de famosos escritores argentinos… Además, cuenta con una sección muy amplia sobre Arte Plástico Ilustrativo.

La doctora Rovere no pudo ver su biblioteca instalada en la nueva ubicación porque falleció en diciembre de 1971. A comienzos de 1972 comienza la mudanza y la biblioteca se inaugura, según el diario El Sol del 7 de septiembre de 1972, el 19 de noviembre de ese año en la sede de la Sociedad de Fomento, Ciudadela 2158. Se elige esa fecha por ser el mes aniversario de la localidad.

biblioteca popular Don BoscoDos años después, proceso de clasificación mediante, abre sus puertas al público. En 1998 por cuestiones administrativas, se cambia su nombre a Biblioteca Popular Don Bosco. (más datos aquí)
Los seis mil volúmenes crecieron a lo largo de estos años y el espacio quedó chico. Ojalá llegue la tercera y definitiva mudanza a un lugar más espacioso.

 Silvia Marmori

 

[1] Planas, Javier .Historia de las bibliotecas populares en la Argentina entre 1870 y 1955: Antecedentes bibliográficos. Historia y espacio, 14 (51), 19-48, 2018

[2] Joel Horowitz, “Finding a Place to Read: Popular Libraries in Greater Buenos Aires before 1945”, ponencia presentada en el Seminario de discusión del Programa de Estudios sobre Saberes de Estado y Elites Estatales, (Buenos Aires, 2016)

[3] En el último informe, del 11 de mayo de de 1970, se registra la fecha de fundación como el 14 de octubre de 1934. Probablemente un error de tipeo.

[4] Shiraishi, Tsugi. “Dr. Rovere to examine Philosophy in Ikebana”. Japan Times, 10 de febrero 1962. Material CoNaBiP EXPEDIENTE:79-B-41 TIPO Hemeroteca.

[5] Rovere y Oddino, Liberia y Edgardo Cocchi.  Aspiración: libro de lectura para primer grado inferior. Aprobado por el Honorable Consejo Nacional de Educación. Buenos Aires, Kapelusz, 1934.

[6] Material CoNaBiP EXPEDIENTE:79-B-41 TIPO ELEMENTO: Piezas comunicativas, actas y otros documentos. AUTORIA: Garré de Bazet, Esther Rovere y Oddino, Liberia. FECHA: 27 de abril de 1965

[7] ”En noviembre Don Bosco tendrá su primera biblioteca pública” El Sol de Quilmes, 7 septiembre 1972.

2 comentarios sobre “La biblioteca que llegó a Don Bosco

  1. Que decir, genial
    De pibe y sin recursos, éramos familia numerosa, recurría y era socio de la biblioteca para cursar los primeros años de secundaria, ya que no podíamos comprar los libros cada año, los heredabamos, de hermano a hermano, igual que las zapatillas, era genial visitar y copiar lo que necesitaba, siempre nos trataron bien

  2. Mi madre, Celia María Cabaleiro de Grand, fue Bibliotecaria de esta Biblioteca, no con dicho título, recién instalada en lel local de la sociedad de fomento, iba todos los días, por la tarde, a atender a quienes concurrían a consultar o retirar libros.

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