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Flores clandestinas: la batalla cultural anarquista

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Desde el 2005 y en reconocimiento al nacimiento del gran bandoneonista, compositor y director de orquesta Aníbal “Pichuco” Troilo (1914-1975), el 11 de julio se festeja el día del y de la bandoneonista.
Compartimos  esta nota del Prof. Nicolás Avendaño. La batalla cultural anarquista en Berazategui y Quilmes y Paquita Bernardo, la Flor de Villa Crespo. 

por   Prof. Nicolas Avendaño.

En cada espacio que el anarquismo construía con los trabajadores creaba, además de formarlos para la lucha, una imprenta, una biblioteca, un teatro, una escuela racionalista y de ser posible un cine. Rápidamente el anarquismo entendió que la construcción de una conciencia que cambiaría el mundo no se daba solamente en un sindicato o en un pliego de condiciones de una huelga, sino que eran necesarios otros puentes con la sociedad, y es en ese lugar donde la cultura fue la herramienta para poner en cuestión las hegemonías y las estructuras del poder.

La sociedad de resistencia de Berazategui se había fundado en 1913, año de la gran huelga de la Cristalería de los Rigolleau, con el objetivo del “mejoramiento moral y material de todos sus asociados, favoreciendo su cultivo intelectual, teniendo como finalidad la completa emancipación del proletariado”.

La huelga había puesto en cuestión el poder local, sin embargo, los años que continuaron a esa explosión del pueblo fueron de una tensa paz y de un aplacamiento de la efervescencia de los obreros basado en el mayor control social sobre la población y en una incipiente mejora material de los trabajadores.

En ese marco la sociedad continúa una existencia casi sin lograr un amplio movimiento de rebelión en los trabajadores, al menos desde lo gremial, durante varios años. Pero todo comienza a cambiar a principios de la década del 20, en donde el espacio abre su etapa de batallar desde lo cultural, una resistencia desde el arte y la cultura.

Es así como inicia un ciclo de teatro, en marzo de ese año, cuya primera obra fue “el alcalde Rojas”, invitando a todos los lectores de La Protesta a asistir. El periódico anarquista, con tiradas discontinuas por la amplia persecución estatal después de la semana trágica, volvía al mismo tiempo a estar presente en el pueblo, hecho que demuestra la voluntad de generar una resistencia más amplia. Eduardo Balasini, quien tenía a cargo el kiosco de la estación del ferrocarril, era nombrado en La Protesta como punto de encuentro

En abril, y como parte de esta contraofensiva Anarquista, La Protesta anunciaba que “habiéndose instalado una biblioteca y mesa de lectura, la Sociedad de oficios varios de esta localidad pide a las sociedades y agrupaciones que editen revistas, manden un ejemplar”. Este pedido era parte de los lazos solidarios que servían como practica entre sociedades de resistencia para difundir el pensamiento ácrata y compartir experiencias de luchas, además de ser una herramienta para intelectualizar a los trabajadores.

1921 es un año de luchas históricas de los anarquistas en Argentina, tanto en la Patagonia como en el Chaco. Tomando ese impulso y casi como una respuesta desde lo cultural, La sociedad de resistencia de Berazategui redobla su esfuerzo y es el centro de un acontecimiento histórico desde lo cultural para la ciudad y también para la organización de los trabajadores tanto en argentina como en la región. En noviembre de 1921 se presenta una obra de teatro acompañada por una orquesta que hará historia en el género del tango, pero también en la historia del feminismo ligado al pensamiento libertario.

La flor de Villa Crespo y los hijos del pueblo de Berazategui

el progresoLa Protesta anunciaba el 19 de noviembre de 1921:

“Función teatral a beneficio de la agrupación “Arte y Natura” el domingo 20 a las 14 hs, representará la Pochade “préstame tu mujer”, orquesta típica dirigida por Paquita Bernardo”

Esta invitación del periódico en su tercera página, casi de forma marginal como si tratara de un acto cultural más, encierra un conjunto de Microhistorias que, unidas, amplían la perspectiva de la influencia cultural anarquista en Berazategui, pero también cuentan una historia de resistencias y solidaridades.

Para comenzar, este movimiento cultural llamado a la resistencia no es solo una expresión local, sino que es parte de una propuesta que desarrolló el grupo artístico “Arte y natura” acompañados por la Fora y el periódico “La Protesta”. Arte y natura era un colectivo de actores, un puente entre el arte y las necesidades populares, un grupo de agitación y propaganda para hacer escuchar en la capital argentina lo que pasaba en el lejano Paraguay o en Chile, una forma de ayudar a los comités pro-presos o pro-deportados que juntaban dinero para ayudar a las familias de los obreros que habían dejado su propia vida por luchar con y por otros. Pero por sobre todo fue una denuncia artística contra la opresión y una fuente de recursos para quienes la padecían desde la clandestinidad. y es desde ese lugar que lo que sucede en Berazategui en noviembre de 1921 no solo es un hecho cultural extraordinario para su historia, sino que además formó parte de un compromiso de la época, sobre todo de mujeres venidas del mundo obrero.

flores clandestinas, Paquita BernardoLa invitación de La Protesta presentaba, como parte de la obra teatral de Arte y natura, a una orquesta dirigida por una mujer: Paquita Bernardo. Entre todas las historias de transgresión que confluyen en esta presentación en Berazategui, la historia de Paquita actúa como articuladora de todas las demás. Nacida el primero de mayo de 1900, es la primer mujer bandoneonista de la argentina, vinculada al tango de arrabal de su barrio obrero de villa Crespo, decide tocar un instrumento simbólicamente inapropiado para una mujer. El bandoneón necesita que el ejecutante abra sus piernas, y ese gesto en una sociedad hipócrita y pacata como la porteña era un desafío a su visión sobre el cuerpo de la mujer. Sin embargo, Paquita y su bandoneón fueron el símbolo de rupturas sociales, y fue la causa tal vez de que el mundo varonil del tango intentara olvidarla. Como dice su biógrafa Gladis Gazzero “es un figura olvidada, transgresora, irreverente que se abrió camino en un universo de hombres”.

Su orquesta compuesta instrumentalmente por violines, flautas, una batería, también incluía un piano que ejecutaba un joven prodigio de la música: Osvaldo Pugliese.

De carrera tan intensa como corta, no logra superar los 25 años por una gripe fuerte y mal curada. Su música quedará en manos de otro grande del tango argentino, Carlos Gardel, quien graba el tema de su autoría “la enmascarada”.

Si bien no es un artista anarquista, sí estuvo ampliamente vinculada a sus ideas, tanto en la fábrica que trabajaba como en el ámbito familiar. El colectivo contracultural Arte y Natura la despide con estas palabras el 18 de abril de 1925 en una nota en el periódico La Protesta:

“En plena juventud cuando recién empezaba a vivir, desaparece de entre los suyos y para siempre, quedando el amargo recuerdo de su alegría como una imagen imborrable en el corazón de sus viejecitos padres y hermanos. Arte y natura pierde con la muerte de Paquita un elemento valioso, tanto en el sentido artístico como por su entusiasta adhesión a la agrupación y sus componentes de esta, la recordarán para siempre con cariño por cuanto se inició en su seno, cooperando desinteresadamente en todas las veladas que organizáramos por los pueblos circunvecinos. Al compás de las notas de su instrumento predilecto entonábamos con entusiasmo viril “hijos del pueblo”.”

Esta despedida describe la participación de Paquita en el mundo cultural de los trabajadores y explica mejor porque llega, cruzando las luces de la ciudad, al lejano pueblo de Berazategui. Vino no solo a traer su música sino también a colaborar en una acción mucho más profunda que solo la contemplación artística.

Lo recaudado en ese día fue destinado como parte de otras donaciones a las prensas clandestinas de la región, sobre todo a la prensa obrera chilena “Verba Roja”, que reconocía en este aporte económico la posibilidad de “la propaganda rebelde, editando nuestro vocero en imprenta propia”

El contenido de “Verba Roja”, para el momento en que se cruzan estas historias, incorporaba debates feministas respecto al cuerpo de la mujer, la familia y el amor libre. Una de sus plumas más reconocidas, Isolina Bórquez, escribió  “A ti mujer”, un llamado feminista que exclamaba “mujeres no seamos por más tiempo la esclava de la escoba y el delantal; aprendamos a ser fuertes, aprendamos a luchar, ajitemos (sic) la tela lumínica de las sacras rebeldías y preparemos el advenimiento de la sociedad igualitaria, que nuestro es el porvenir”.

La cultura como acto de libertad y porvenir

En medio de asesinatos masivos a obreros en varios puntos del país, de expulsiones y cárceles en el fin del mundo, en la década del 20 las acciones culturales fueron para el anarquismo una forma de seguir expresando su ideal, una vía para construir conciencia, horizontes y porvenir.

El aporte del colectivo de “Arte y natura” al desarrollo de espacios contraculturales se gestó pensando tanto en el centro como en las periferias porteñas, pero también adhiriendo al internacionalismo anarquista. Como ya se mencionó apoyó a la prensa de “Verba roja”, siendo su principal aportante para 1922, en plena clandestinidad de sus integrantes y de su circulación prohibida. También actuó como comité de ayuda para el periódico mexicano “Regeneración”, “La antorcha” y “la pampa libre” en argentina, además de hacer propaganda de cómo vivían los obreros paraguayos, de quienes solo había hablado Rafael Barret.

Paquita Bernardo, la flor de Villa Crespo, trajo consigo a Berazategui la belleza de su rebelión y de sus colores ideológicos, con aromas de solidaridad ante la penosa vida clandestina de quien denunciaba a los opresores. Preparo así, tal vez, el porvenir de los obreros de la zona.

Si bien Berazategui pierde después de 1921 su impulso de espacio artístico y los obreros de Rigolleau solo concentran su capacidad creativa para el sector de cristalería artística, serán los obreros menos calificados de la zona quienes continúen su experiencia de lucha cultural.

En Quilmes, los obreros ladrilleros, fundan el periódico “El momento” para hacer propaganda revolucionaria, según indicaba “La protesta” en febrero de 1924. Realizan funciones cinematográficas, un hecho de vanguardia para una organización obrera en esos años, del género cómico y obras teatrales sobre todo de Emile Zola y su clásico para los anarquistas “Germinal”. Un hecho significativo y que ilustra su preocupación por intelectualizar a un gremio poco calificado y de vincularlos a luchas futuras es su participación en dar a conocer y denunciar el caso de Juan Bautista Acher, un artista español que pintaba bajo el seudónimo de Shum, llamado “el artista de las manos rotas”. Un ciudadano del mundo que se asentaba en los barrios obreros y participaba activamente en sus conflictos, es condenado a muerte en octubre de 1922 en España acusado de terrorismo. La campaña de denuncia para su indulto fue firmada por todos los ámbitos de la cultura acompañada por el respaldo de Emma Goldman, Máximo Gorki y Enrico Malatesta. Por lo extensa e intensa de esa campaña es indultado, pero es encarcelado hasta la victoria de la República que lo libera. En esa lucha también está la huella de los obreros locales.

Aunque fugazmente, estos años movilizaron la cultura obrera local. Fueron el espacio contracultural de la zona, frente a la aristocracia Quilmeña o el monopolio artístico dentro de las fábricas, de los obreros al servicio de su patrón como en Rigolleau. Estos espacios, como el de la sociedad de Resistencia de Berazategui o los ladrilleros de Quilmes, fueron espacios autogestionados, solidarios y obreros, estéticamente libres.

                                               Prof. Nicolas Avendaño.

                                               Secretario de Comisión de Estudios Históricos de Berazategui

                                               www.museovirtualbegui.ar

 

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