En julio de 1964 mataron al concejal Rubén León Elías. En su momento la investigación policial no obtuvo resultados, sin embargo, tiempo después se acusó al intendente Raúl A. Buján de haber encargado su asesinato. Una historia de sicarios, traiciones y proyectos destituyentes.
Más allá de que podría ser el guión de una novela policial o la ficción de una serie de actualidad, el hecho ocurrió hace 52 años. El 24 de junio por la noche el concejal Rubén Elías iba a ser víctima de un atentado en Avellaneda. En esa oportunidad, el sicario decidió no disparar, ya que el concejal bajó de su auto, frente a su domicilio, acompañado de su mujer y de su hija de ocho años. El sicario tenía sus límites, por eso debió esperar unos días, justo hasta el 27 de julio de aquel 1964. Y ahí sí, cuando Rubén Elías dejó su oficina de martillero público en el centro de Avellaneda, alrededor de las veintiuna diez horas, lo atacó a balazos. El concejal se defendió. Eran épocas bravas que acostumbraban prevenciones y la víctima llegó a repeler el ataque. Sin embargo, no alcanzó. Como consecuencia de las heridas de grueso calibre cayó y fue trasladado de urgencia al Sanatorio Central de Avellaneda. El agresor no fue identificado, los testigos mencionaron que se trataba de un hombre “bajo, vestido de azul”.
El concejal León Enrique Elías era el presidente de la bancada de la Unión Cívica Radical del Pueblo en el Concejo Deliberante de Quilmes. Según las crónicas de los diarios, en aquellos días se trataba un proyecto de autorización del uso de partidas que no requerirían rendición de cuentas por parte del Intendente. Testimonios especulan que lo mataron por error, que en realidad se buscó amedrentarlo por formar parte un proyecto destituyente contra el intendente Buján.
Elías murió el 29 de julio.
El Jefe de la Unidad Regional Lanús, Inspector Mayor Salvi y el Comisario Néstor Yanella prometieron investigar hasta encontrar al culpable, pero no hubo resultados, al menos ese año. Tuvieron que esperar para que se llegara a la resolución del crimen, y la misma ocurrió de manera casual, si es que existe la casualidad: en abril del 69, un hecho sin ninguna relación aparente contribuiría al esclarecimiento de la investigación. Como consecuencia del asesinato del comerciante Agustín Manso fue capturado Natalio Oscar Ruiz, alias Cuqui, de treinta y cinco años, quien confesó, tiempo después, haber ayudado a Pablo Ernesto Agüero —en ese momento de ochenta y siete años, detenido por otro delito en Sierra Chica— de matar a Elías. Natalio Ruiz, inculpó a Agüero, e incluso indicó que había acompañado al secretario de la intendencia, Felipe Loiúdice, al Concejo Deliberante para identificar a la futura víctima. Para Ruiz, el secretario proveyó el arma al asesino, un .38 largo. El pago prometido fue una casa y doscientos cincuenta mil pesos. A partir de estos hechos, la justicia comenzó a investigar al ex intendente Buján (depuesto por el golpe del 66). El juez Néstor Cáceres, en una conferencia de prensa en los tribunales de La Plata, corroboró esto y ordenó la detención del ex intendente, quién manifestó oportunamente que aquella acusación “era una patraña”, sin embargo, su propio secretario lo inculpó, manifestando que había intentado darle un arma para que le entregara al sicario (coincidía la descripción con la usada en el crimen),asegurando que le enviaba dinero a Agüero cuando estaba preso, y que incluso, Raúl Buján, había llegado a mencionar la necesidad de eliminar a Elías. A partir de estas manifestaciones, el ex intendente fue detenido.
El corolario de la historia está vinculado con la naturaleza de aquel crimen. Se supo también que cuando el asesino de Elías fue a recibir su pago, no sólo no cumplieron con él, sino que quisieron matarlo, pero Agüero, fue más rápido y asesinó de un balazo a su agresor. Algo así como “Roma no paga a los sicarios, los intenta borrar de la historia”, sin contar, con que algunas veces, la justicia asume formas misteriosas.
Fuente: archivo diario El Sol
Los dichos, además de falsos, alimentan la historia oficial por la todos luchamos termine algún día. El Dr. Buján (mi abuelo) como médico pediatra, político, esposo, padre, abuelo, bisabuelo, ciudadano y fundamentalmente hombre de honor, fue quien me enseñó de Illia, de Alfonsín, de salud pública, de honestidad, de amor y compromiso, de pasión.
Por respeto a todo eso y más es que les solicito que de manera urgente reveean la información publicada que estimo es producto de una ligera lectura y no de una seria investigación. Sin juicio justo mi abuelo fue privado de su libertad y sin proceso, años después, liberado.
Ayer 12 de septiembre murió rodeado de amor. Hoy lo despedimos entre lagrimas y recuerdos de 92 años de trabajo honrado.
Excelente tu comentario Mariela. Mi apoyo a la memoria de un grande como profesional y como ser humano. Mi maestro y pediatra. Lo recuerdo con amor y respeto.