En tiempos de discusiones profundas, el Concejo Deliberante de Quilmes quiso vetar la nacionalización del futbolista Heriberto Correa, en el marco de una historia, en la que perdimos todos.
En agosto del ‘73 el Concejo Deliberante de Quilmes envió una nota al canciller Alberto Vignes, haciéndole llegar su “adhesión por la firme actitud asumida por la Cancillería por la inadmisible intromisión del señor Encargado de Negocios de los Estados Unidos ante nuestro gobierno…”En esos días, en los que se discutía la renacionalización de los bancos, Max J. Krebs, había criticado los proyectos de ley que se encontraban a consideración del Congreso Nacional, entendiendo que las implicancias de los mismos afectarían las inversiones norteamericanas.La posición asumida por el representante de los Estados Unidos, profundizaba el embate contra el gobierno de Perón y a la vez unificaría al peronismo, originando la reacción del Ministro de Economía, del Canciller y de la prensa.
En Quilmes, los concejales acompañaron la protesta contra aquella intromisión en la toma de decisiones nacionales.En la sesión local del 10 y 11 de agosto del ‘73, el repudio en el concejo deliberante, tuvo un apoyo unánime. La reafirmación nacionalista fue mayoritaria, y en esa sintonía, la antinomia Imperio-Nación, golpearía, casi colateralmente, al muy buen defensor de Velez Sarsfield, Heriberto Correa. A través de una minuta de comunicación, el Concejal del FREJULI, Constantino Pérez, criticó las declaraciones del jugador hechas al diario Clarín, aduciendo que el trasfondo de la información deportiva era político. El origen del reproche tenía que ver con la posibilidad de que el marcador de punta,el paraguayo Correa, se nacionalizara para poder jugar en el seleccionado de nuestro país. Consultado al respecto, el jugador había afirmado, “En estas cosas, esto del nacionalismo no hay que tomarlo muy en serio, lo que hay que tomar en serio es el profesionalismo”. El concejal, pidió que se arbitraran los medios para que no se otorgara la ciudadanía argentina al futbolista. “…porque esas expresiones no lo hacen merecedor del honor de ser ciudadano argentino”.
En el devenir de nuestra historia, los proyectos legislativos de renacionalizar la banca nunca lograron imponerse, y las visiones de defensa de una economía al servicio del pueblo perdieron por goleada. Por su parte, Heriberto Correa,a pesar de haberse nacionalizado, y de haber jugado muy bien en las eliminatorias, no viajó al Mundial de Alemania del ‘74. Su lugar lo ocupó Pancho Sá (que era zaguero central), al que llevaron a marcar la punta. Justo por el lateral donde jugaba el polaco Lato, a quién poco le importaron las injusticias al momento de hacernos los goles.
Jorge Márquez