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Historia del barrio “La Paz” en Quilmes Oeste Segunda parte

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APORTES INÉDITOS PARA EL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA DEL BARRIO “LA PAZ” Y ALREDEDORES EN EL OESTE DE QUILMES.

EVOLUCIÓN DE LA PROPIEDAD EN LA ZONA DESDE LA REDUCCIÓN DE LOS INDIOS KILMES HASTA NUESTROS DIAS. RELACIÓN ENTRE JUAN MANUEL DE ROSAS Y LOS PEREYRA IRAOLA EN EL LUGAR. VESTIGIOS DE CASAS ANTIGUAS, FUERTE MILITAR O POLICIAL, CÁRCELES Y OBJETOS HALLADOS EN SU CASCO HISTÓRICO. LA FAMILIA PAOLUCCI

Por: Víctor Gabriel Gullotta

La historia del casco histórico del Barrio La Paz, según María del Carmen Vinciguerra. Otras aproximaciones documentales y testimoniales.

 
barrio la paz Maria del Carmen vinciguerraMaría del Carmen Vinciguerra nació el 21 de setiembre de 1950 en el barrio de Flores, Capital Federal, de padres italianos que vivían en la Provincia de Bari, pueblos cercanos entre sí, Monopoli y Molfetta.  Asombrosa circunstancia porque recién se conocieron cuando ambos desembarcaron, escapados de la guerra, en el barrio de la Boca, puerto de Buenos Aires.
 

Su padre, nacido en 1913, había sido un soldado a las órdenes de Benito Mussolini, combatiente en el Norte de África, hasta que cayó prisionero de los ingleses durante los dos últimos años del conflicto mundial. Desde pequeña su padre le contaba las desdichas de la guerra, un pasado turbulento y atroz, pero jamás lo escuchó hacer apología del fascismo. El hombre cumplió las tareas de armas por deber y destino, y ya en nuestro país se argentinizó completamente. Tal vez por ello su hija siempre tuvo un apasionamiento por la historia, por el pasado, sobre todo aquella que pudiera contactar con su percepción directa, y más si el Barrio al que la trajeron a vivir irradiaba algún suceso retrospectivo, también militar o heroico, y acaso hasta sangriento.

Por amigos comunes de sus padres,otros italianos provenientes del mismo pueblo de su mamá, agricultores, que vivían en un terreno hoy propiedad de la fábrica Cattorini, escucharon la conveniencia de probar nuevos rumbos por el lado del Barrio La Paz, sudoeste casi deshabitado del Partido de Quilmes. Se anunciaba acá la venta de lotes en un perímetro de doce manzanas. Y es así que poco a poco, desde el año 1951, Don Vicente Vinciguerra, el soldado marcado por la angustia de una herida mortal y fulminante que atravesó el pulmón de su compañero en el frente, y que había supervivido comiendo las mismas frutas que los monos, se fue oficiando en la Argentina como mecánico y constructor, y comenzó a pagar en cuotas un solar en la calle 804 número 2358, ubicado a cuadra y media de la Casa del Molino. Con esperanza se encomendó a levantar despacio con sus propias manos el anhelado hogar.  María del Carmen atesora todavía en un sobre, que abre con ternura y extrema religiosidad, los comprobantes de diversas compras -algunos escritos a lápiz-, de ladrillos y otros materiales de construcción desde 1952 a 1956. 

Mientras tanto la familia de tres, pues su hermano menor recién nació en 1958, hacían un largo y extraño viaje todos los sábados desde Flores, donde alquilaban, hasta lo que luego sería el Barrio La Paz, y se volvían los domingos al atardecer, mientras se construía la casa paterna. Todos los fines de semana se alojaban en la Casa del Molino, durante casi ocho años, donde la familia del matrimonio Paolucci los hospedaba solidariamente.  De manera tal que a través de ella hoy podemos rescatar recuerdos vívidos, directos, testimoniales y documentales de esta Casa y otros entornos. La fuimos a entrevistar a la localidad de Tandil, donde actualmente reside.

Le llevó unos cinco años edificar a Don Vicente, incluyendo cañerías de agua e instalaciones eléctricas, servicios que no habían llegado al barrio, pero ya tenía una visión de futuro. Lo cierto, además, es que el loteo de la propiedad de Enrique Dherz permitió que llegaran nuevos pobladores.  La calle 892 se convirtió en la más comercial.  No había vías de comunicación continua con el centro de San Francisco Solano.  “Las vías más cercanas fueron la Avda. Pasco, mucho más angosta en ese entonces, por donde pasaba la Costera Criolla que iba desde San Isidro a La Plata -nos dice María del Carmen-, y el colectivo 78 que recorría desde la Estación Temperley por Pasco hasta la Rotonda, luego Camino General Belgrano, Avenida 12 de octubre hasta la Estación de Quilmes, y llegaba al balneario. Una de las paradas de estos transportes era ‘El Matadero¨ (calle 895), y la otra a tres cuadras, la parada ‘La Paz´ (calle 892)”.familia vinciguerra

La familia Vinciguerra comenzó a vivir en su propia casa a partir de 1959. Su padre le había comprado el terreno a la Sucesión de Enrique Dherz, quien le otorgó poder de venta a la Inmobiliaria Ibáñez para el cobro de las cuotas.  Los recuerdos más frescos de María del Carmen le vienen desde los cinco años de edad. Disfrutaba jugar con Miguel Ángel Gagliardi, el segundo hijo de José Gagliardi, de quien ya hablaremos, en el ombú gigante que había en la calle 804 y 895, y colaboraba a esa edad con su papá en llevar agua en un baldecito desde el Molino hacia la casa en construcción.

ombú
El mismo ombú en el que jugaba María del Carmen (foto de la derecha), esquina calle 804 y 895. Ya tenía alrededor del año 1950 dimensiones inmensas, posiblemente 100 años de antigüedad. Las raíces alcanzan la altura de una pared. Se cuenta de hombres colgados o martirizados en esta esquina. Abajo, el mismo ombú, con niños no identificados. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.

Nos cuenta además la Profesora de Lengua y Literatura egresada del IFD Nro. 83, tres hijos y cinco nietos: “Mientras mi papá trabajaba en la casa, mamá y la abuela María cocinaban para todos y dormíamos en las habitaciones (celdas)”.  La “abuela María”, conocida así por todos, era María Verdini de Paolucci, esposa de Romano Paolucci, a quien también llamaban “Emperador”, quizá por lo de “Romano”. Tuvieron nueve hijos, dos de ellos fueron a la postre sus últimos habitantes, solteros y sin descendencia.

familia paolucci

La familia Paolucci, Foto año 1940. En la fila del medio, sentados, la mujer de la derecha es la “abuela” María Verdini, y a su lado su esposo Romano Paolucci, con algunos de sus hijos. Al lado de ella, a la izquierda de la foto, su única hija mujer,la mayor de todos, también llamada María, junto a su esposo. Era costumbre en muchas familias decirle “abuela” a la madre, por parte de los hijos, para que los nietos se vayan acostumbrando. Algunos otros integrantes en esta foto, no identificados: probablemente esposas de algunos de los hijos, y un nieto de los viejos. Dada la edad que muestran aproximadamente los hijos es dable suponer que el matrimonio estuviera por lo menos aquí desde 1920, o antes, en calidad de Puesteros o Cuidadores de la propiedad.  Y recién en 1941 se realizó formalmente la escritura notarial de compra a los descendientes de los Pereyra Iraola.  María Verdini falleció entre 1968/1970. Se recuerda que el séptimo hijo varón fue bautizado por un presidente de la Nación; es el segundo desde la izquierda, abajo, sentado, llamado Humberto, nacido en 1920, de manera que debe haber sido bautizado por Hipólito Yrigoyen (1916-1922) en su primera presidencia, o por Marcelo Torcuato de Alvear (1922/1928). Foto gentileza María del Carmen Vinciguerra. Cedida a ella por Carlos Paolucci

La mención de las “celdas” en cuanto “habitaciones” es porque “la abuela” María siempre contó que había sido esta Casa antiguamente una cárcel, y se conservaba parte de su vieja estructura. Sería “la edificación que existe (y) no se vuelca en el Plano pues será demolida totalmente”, que se expresa en la documentación notarial del año 1941. Los registros notariales dicen que los Paolucci compraron en el año 1941, pero para María del Carmen habrían estado allí desde antes de 1930. Suena probable por la edad que tendría en las fotos María Verdini, con varios hijos, mayores, cuando ella con un año de edad llegó a esa casa en 1952.
Continúa: “Las celdas eran altas, el techo tenía muchos tirantes, atados de paja, el piso era de ladrillos hechos a mano y el tamaño era el doble de los que se fabrican ahora. Había una ventana con rejas en cada celda”.  Cuenta que la casa se distribuía a lo largo, las celdas eran dos en cada extremo, y en la parte central, usada como comedor, habría sido la oficina del administrador de la antigua cárcel.  Cuando los Paolucci llegaron al lugar sin duda hicieron algunas remodelaciones a la casa vieja: revocaron las paredes externas, cuyo interior profundo seguiría siendo de barro y ladrillos antiguos, reconstruyeron los techos con tejas, machimbraron el cielo raso, colocaron vigas de hormigón armado, y ampliaron hacia el lado Norte con una construcción más baja que se constituyó en cocina y despensa, y hacia el lado Este construyeron baños, duchas, y algunos corrales domésticos. 

La vieja cárcel quedó adentro, en las paredes de 45 cm. de ancho, y en algunas de las rejas que hoy todavía se conservan. Es muy significativo que María del Carmen recuerda que una parte de la casa “chorizo”, lo que queda más al Este, todavía tenía “tirantes, atados de paja”.Recuerda también María del Carmen, quien trabajó en ESB (7°,8° y 9° grado) y escuelas secundarias de Quilmes, ya jubilada, que los Paolucci comenzaron a edificar hacia “adelante” (lado Norte), como dijimos, en todo lo largo de la vieja construcción, que era mucho más alta que esta nueva.  Por ello se observa dos tipos de arquitectura notablemente diferentes. 

La edificación alta, que se levanta sobre la vieja estructura de la referida cárcel, de una sola caída, de tejas, y el acoplamiento más bajo, techo de chapa.  Lo curioso es que la puerta central de lo que sería la oficina o administración de la cárcel, que quedó adentro cuando se construyó la parte nueva, se sacó de allí y se colocó en el lado Oeste de todo el inmueble.  Ella mantiene en los vericuetos de su memoria que los dueños atendían dos caballos, una vaca, patos, cerdos, gallinas y conejos, y plantaciones de mandarina y alfalfa.  Pero habían sido antes prósperos fabricantes de ladrillos, aunque alrededor de 1951/52, según contaba “la abuela” María Verdini, habían perdido gran parte de su capital porque no les pagaron la provisión del material que se utilizó para el montaje de las casas americanas que encaraba por ese entonces el primer peronismo. Tal vez la inadecuada administración del negocio los llevó a la quiebra en esta actividad.

ladrillos familai paolucciFabricación de ladrillos comunes (12x5x26 cm) “Paolucci Hnos.”.  Año 1948. Foto gentileza María del Carmen Vinciguerra. Cedida a ella por Carlos Paolucci.

Ladrillos antiguos de la Casa del Molino, más largos y anchos que los comunes (15x4x32 cm.). Obsérvese la marca rústica de los dedos impresa en el ladrillo de abajo.  Gentileza María del Carmen Vinciguerra.  Foto autor, año 2022.

Pero la Casa del Molino no sólo fue un centro de albergue para una familia numerosa, y otros anfitriones, como la familia Vinciguerra, o fuente de provisión colectiva de agua, o casco principal de la fábrica de ladrillos caída luego en desgracia, o venta de otros productos agrícolas o cárnicos ofrecidos o distribuidos por “la abuela” María Verdini al minorista, sino que también en sus terrenos -nos dice María del Carmen-, una vez por semana se estacionaban camiones con mercadería de bazar o comestibles, vendidos en kilos o a granel, donde los recién llegados pobladores podían abastecerse como en feria. “Como no había negocios o estaban lejos -destaca-, día por medio pasaba el carro del verdulero Dorrego, el carnicero Don Tito. Y la Panificadora Argentina todas las mañanas pasaba con pan fresco.  El carro del hielero vendía barras de hielo, o pasaba el carro de la basura, a quien se le pagaba para que la llevara a los bañados y de paso se tapaban”.

A la derecha, Balanza casera que perteneció a “la abuela” María Verdini.  Sorprendentes detalles rústicos, elementales e imprecisos para calcular pesos de productos agrícolas y cárnicos de su propia elaboración. Debe ser de principios del 1900.Gentileza de María del Carmen Vinciguerra. Foto autor año 2022.

Nosotros suponemos que el Molino pudo haber sido instalado por la familia Paolucci cuando llegó al lugar (circa 1930, o antes, como dijimos), o tal vez por la familia Pereyra Iraola a principios de siglo XX. De todas maneras, es un rastro muy antiguo, tal vez de más de cien años de existencia.  El Molino de agua, con tanque australiano incluido, proporcionó agua limpia a muchos nuevos pobladores del lugar.  Este tanque grande, a ras del piso, ya no existe, pero sí persiste la estructura piramidal del molino, con sus aspas y pequeño tanque de chapa de altura.

Vicente Vinciguerra con su esposa Magdalena, padres de nuestra relatora María del Carmen, que aquí se ve a los cuatro años de edad. Foto tomada en el año 1954 en los terrenos de la Casa del Molino. Obsérvese especialmente el tanque australiano detrás, chapas curvas acanaladas, para almacenamiento de agua utilizada en agricultura, ganadería, o elaboración de la pasta para la fabricación de ladrillos. Debe su existencia al molino que estaba delante de ellos, hacia la derecha. Se cuenta que cuando se lo levantó se encontró debajo, enterrado, el sable que se expone más abajo.

La “abuela María Verdini” con su hijo Humberto, el ahijado presidencial. Caminaba encorvada. Obsérvese la estructura del Molino, y otras instalaciones, atrás. Foto año 1960. Gentileza María del Carmen Vinciguerra. Cedida a ella por Carlos Paolucci.
casa del molino
Frente Norte de la Casa del Molino, construida por Romano Paolucci, a continuación de la vieja estructura que oficiaría como cárcel. Con techos de chapas y paredes de mampostería, ventanas pequeñas. Se observa restos de existencia de una huerta.  Foto gentileza María del Carmen Vinciguerra. Circa 1970.

Esquina Nord Oeste de la Casa del Molino. Al fondo se encuentra el ala Norte de la vivienda de los Paolucci, y la estructura del viejo molino. Obsérvese especialmente los dos eucaliptus: el que se encuentra adentro de la propiedad ha sido talado y hoy está en el suelo, cortado por mitades.  Habrían sido viejos ejemplares de las primeras semillas que repartió Domingo Faustino en manos de Andrés Baranda, otro estanciero cercano del lugar. Foto circa 1970. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.

El “Fuerte de Observación” o cuartel militar/policial

El casco central del Barrio, sin duda histórico, podemos encuadrarlo en el perímetro de Avda. Tomás Flores -ex Pasco-, entre calle 892 y calle 895, hasta la calle 804, que hoy sigue conservando vestigios que deben preservarse, y otros que deberían ser rescatados a través de posibles investigaciones arqueológicas. También, excepcionalmente, podríamos incluir los terrenos del frigorífico El Federal, a pocos metros del mismo perímetro, pero con la dificultad que a la fecha no ha quedado ningún vestigio de ese pasado, salvo algunas fotografías.

María del Carmen nos cuenta: “En la esquina de Santa Fe y calle 895 había un bañado, con cañaverales, vegetación de laguna sucia, y un enorme y añoso ombú”. La existencia de ese viejísimo ombú es indicativa de una población también muy antigua. “A la derecha -continúa-, pasando los cañaverales (lo que hoy serían los terrenos del frigorífico El Federal), había tres edificaciones separadas entre sí, muy antiguas, en forma de U.  La primera edificación se usaba como cocina, por la chimenea, sin separación de paredes internas”.

En el mismo terreno había un molino y tanque australiano chico, que había sido colocado recientemente para uso familiar. La segunda edificación, al lado de la primera, también tenía celdas, tres.  “Una de estas tres celdas -continúa- tenía una escalera al sótano donde también había más celdas.  Allí había grilletes de metal muy oxidados; también elementos para inmovilizar manos y cabeza (cepos).  Todo fue quemado -dice- porque contenían muchas lágrimas de dolor. El conjunto de este edificio ya no tenía techo.  La tercera edificación -sigue- tenía otras tres celdas, con pisos de ladrillos, techo de chapa, que eran usadas como dormitorios, además de cocina, por la familia de José Gagliardi”.

Es decir, las tres edificaciones en forma de U eran cárceles. Una de ellas, además, la del medio, descendía a sótanos con más celdas.

“En estos tres edificios dispuestos en forma de U -nos recuerda María del Carmen- vivía la familia de José Gagliardi, como cuidadores. Un hombre, a quien le decíamos ‘Don Fortunato’, había comprado el terreno alrededor de 1926. Y más tarde lo contrató a José para construir el Matadero Las Violetas (hoy El Federal), junto a otros.  Don José ayudó a construir el primer edificio del Matadero a fines del año 50, comienzos de la década del 60. Don Fortunato fue el primer dueño de ese Matadero. Entonces, cuando se tiraron abajo estos tres edificios, José compró un terreno al frente y construyó su propia casa, donde se mudó. Yo jugaba en todo el lugar con Miguel Ángel, su hijo”.

María del Carmen nos destaca que “estas edificaciones estaban rodeadas por zanjones de un metro de ancho por un metro de profundidad. Un puente de madera permitía el cruce”.  Estos zanjones, a nuestro criterio, avalaría la existencia de un tipo de Fuerte o cuartel militar o policial pequeño, unido a la existencia real de la propia cárcel dentro del predio.

El Sr. Carlos Alberto Giott, nacido el 18.6.1955, llegó al lugar a los ocho años de edad, vive en la calle 803, entre 896 y 897, también recuerda la existencia de zanjones. Define a la manzana del frigorífico como un “Fuerte con cárceles”. La imagina como de la época de Rosas. La observó rodeada de acacias y “patas de buey”, un árbol de flores con espinas.

Recordamos que la Sra. Zoila Vega nos habló de una construcción alta que oficiaba de “mirador”, (¿mangrullo de protección?): ella llegó a este lugar, y se instaló a metros de él, en 1950, pero ya tenía 21 años de edad. Y el Sr. Lucas Ángel Núñez (poblador de calle 892 y 802, 68 años) mencionó que estos precarios edificios cuando él los vio en su infancia habrían sido partes de un “Fuerte” con cárceles: él llegó en1965, ya tenía 12 años, y ésa es su “impresión”. María del Carmen llegó también casi al mismo tiempo que Zoila Vega, pero poco después de nacer, a los dos años (1952), y sólo podría haber tenido una relativa conciencia más plena del lugar entre los 6/9 años (¿1960?), cuando ya ese “mirador” o “mangrullo” podría haberse venido abajo, por ello no refiere su existencia.

Entre los cuatro testimonios, entonces, podríamos definir que las tres viejas construcciones que destaca María del Carmen Vinciguerra, en la manzana de las actuales calles 895 y 804, hoy propiedad del frigorífico El Federal, distribuidas en forma de U, constituirían instalaciones de un Fuerte de Observación, o destacamento militar o policial, con zanjones de delimitación que evitaran un ataque furtivo externo. Entendemos que pudieron haber pertenecido indistintamente a fuerzas de un bando Federal o Unitario, con cárceles en sótanos, y muy probablemente con actividades de tortura y ajusticiamiento de muerte por horca o fusilamiento, de épocas donde la “ley” se aplicaba en el lugar, a criterio del poder de turno.Estas instalaciones compondrían un solo núcleo con la vieja estructura de lo que hoy se llama la Casa del Molino, también destinada antiguamente a cárcel y otras dependencias de alojamiento, por las referencias de la “abuela” María Verdini.  Por supuesto, ligado todo ello a la llamada Casa de los Dos Leones -dado que ambos puntos están claramente ubicados en el interior de la propiedad de los Pereyra Iraola-, que habría sido utilizada como alojamiento principal del “Intendente” o algún “delegado” de autoridad política o judicial, sin descartar tampoco que haya sido también alojamiento del Capataz de la extensa propiedad de la familia donde, eventualmente, se recibiría la visita o se daría acogida a los dueños y sus propias amistades,  u otras autoridades, lo que nos sujetaría directamente al Brigadier Juan Manuel de Rosas, en algún momento, o a sus enemigos, después de su caída. Aunque, reiteramos, por sus propias características técnicas esta Casa de los Dos Leones no puede ser propiamente de la época de Rosas.  Destacamos sobre todo el sitio. Todo el sitio sin duda está signado por la época de Rosas, a través de su pariente y fiel seguidor Simón Pereyra y luego por sus descendientes.Las fotos que exponemos a continuación han sido entregadas a la Sra. María del Carmen Vinciguerra por la familia Gagliardi, particularmente su amigo de la infancia Miguel Ángel Gagliardi.  

La Sra. Irma, segunda esposa de José Gagliardi, quien será más tarde uno de los constructores del primer Frigorífico Las Violetas, hoy El Federal (calle 804 y 895, en diagonal a la Casa del Molino). Obsérvese al fondo una precaria construcción, sin techo, que era uno de los tres edificios que constituirían antiguamente el pequeño Fuerte de Observación o Cuartel Militar/Policial rodeado por zanjones. Era la construcción que contenía el túnel subterráneo de la cárcel.
Préstese atención a los marcos de madera y al arco en V (invertida) para sostener la fragilidad del dintel de la puerta, como se hacía en la forma antigua. Foto año 1954. Extraordinario y simple documento. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.

En el medio, entre estas dos construcciones, fuera de la foto, hacia la derecha, en dirección a la mirada de la persona que se halla parada, se encontraba la otra construcción, señalada en la foto anterior como la “cárcel”, ya sin techo. Préstese atención a los ladrillos, sin revoques, muy largos, seguramente con argamasa de barro. Paredes altas, puerta baja en relación a esa pared. Foto año 1954. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.
Primer plantel completo del Frigorífico “Las Violetas”, actual “El Federal”, con José Gagliardi, el tercero desde la izquierda, campera negra, el habitante de lo que quedaba del viejo Edificio del Fuerte Observación/cuartel militar o policial, y primer constructor del Matadero. Se encuentra también el primer dueño del establecimiento, Don Fortunato, al lado de José Gagliardi, hacia la derecha, con traje claro y un poncho, que compró el terreno alrededor de 1926. Hay otros paisanos con vestimentas gauchas. Allí mismo, por debajo, o muy cerca, se registraba la existencia de sótanos destinados a cárceles, ya cegados. ¿Lo sabrían todos los participantes de esta foto? Circa año 1957. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.

Una síntesis del conjunto de los tres sitios con sus edificaciones pasadas y presentes.  ¿Cuáles eran sus destinos? ¿Desde qué época estuvieron allí?

Desde el punto de vista de una mirada remota, histórica, dirigida hacia el siglo XIX, tenemos entonces tres sitios localizados muy importantes. Hablamos de “sitios” que contienen vestigios edilicios o fotográficos significativos de su probable origen real. En este punto no podemos dejar de recordar la importancia que tenía la zona como centro acopiador y abastecedor de ganado vacuno desde el primer cuarto del siglo XIX, lugar de atracción para matarifes, depostadores, saladeristas, de fuerte impronta federal. El lugar, recordamos, era referido como La Tablada del Sur.

  • A) una cárcel a ras del piso (actual Casa del Molino), con dos celdas por cada lado (cuatro celdas en total), sin sótanos, que sería de tipo administrativo o preventivo: probablemente recepción y clasificación de presos. Se conservan algunas rejas y ventanas propias de lo que habría sido una cárcel, y una pared recubierta de 45 cm de ancho. Estaba dentro de la propiedad de Simón Pereyra y luego sus descendientes.
  • B) Inmediatamente en diagonal se encontraba otra cárcel con sótanos (actual Frigorífico El Federal), ya destruida, dentro de un ámbito mayor que podríamos definir como Fuerte de Observación o destacamento/cuartel militar o policial: probablemente con tratamiento de presos condenados o considerados peligrosos, o enemigos políticos del poder de turno. Podrían ser construcciones provenientes de la época del gobierno de Juan Manuel de Rosas, o posterior a él, pues ambos bandos, el federal y el unitario, estuvieron envueltos en condenas y venganzas respectivas, pero ya no quedan rastros físicos de las mismas, sí algunas fotos. Estaba a metros de la propiedad de Simón Pereyra, y luego sus descendientes. Pero este detalle de una pequeña distancia, según catastros de hoy, no impide considerarla como parte de esa propiedad y su contexto principal.
  • C) Otra Casa (Los Dos Leones), donde se asentaría la vivienda oficial del Capataz de la Estancia de los Pereyra, u oficiales o autoridades administrativas político-militares relacionadas con A y B). En cualesquiera de los tres sitios no podemos definir exactamente su fecha de inicio de actividad, por lo que pueden ser de la época del gobierno de Juan Manuel de Rosas, o posterior a él. Hasta que aparezca un documento o investigación arqueológica que corrobore con mayor definición a qué época podrían corresponder las viejas construcciones de A, de B y de C. Aquí sólo exponemos los datos duros conseguidos y establecemos algunas mínimas hipótesis. Estaba dentro de la propiedad de Simón Pereyra y luego sus descendientes.

 Objetos antiguos encontrados en el perímetro histórico de la Casa del Molino/Casa de los Dos Leones/Fuerte de observación y cárcel.

Estos objetos que se exponen por primera vez (grillete, sable, balas de cañón y boleadoras), fueron propiedad de la familia Gagliardi, de los cuales tomó conocimiento María del Carmen hace tiempo en sus permanentes búsquedas históricas por la zona. Estos objetos no han podido ser ubicados dentro de un contexto de excavación arqueológica, fechados y clasificados por procedimientos científicos. Ya están fuera de la órbita donde giraron y cumplieron su función. Debido a ello, entenderíamos que, para el desconfiado, su valor y verdad histórico pueda resultar relativo. Para nosotros, sin embargo, y por todos los antecedentes concretos de la aportante, nos resultan de máxima relevancia y credibilidad. Así se reconstruye la historia de los pueblos chicos, cuando se carece de certezas plenas, por una combinación de pruebas y verosimilitudes. Con Imaginación y contrastes. Jamás con mentiras u ocultamientos. Y se trata de darle a aquel objeto encontrado un cierto contexto, menos escrupuloso, desde ya, pero pertinente al cuadro general.

Grillete encontrado debajo de una de las tres construcciones, ya inexistentes, en un sótano definido claramente como cárcel, en la manzana del actual Frigorífico El Federal, en posición abierto. (11 cm de largo, 7 cm de base y 9 cm de diámetro con la traba cerrada), completamente oxidado. Se conservan dos eslabones de la cadena. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.

Por otra parte, ya había descripto que todo el lugar era parte del asentamiento por su lado extremo Oeste de la Reducción de los Indios Quilmes, zona de bañados, y de apacentamiento de animales, de indios y de gauchaje.  Por eso, no es casual que se hayan localizado dentro de este perímetro las siguientes boleadoras:

Boleadoras de piedra. La de la izquierda, más oscura, redondeada, con doble canal cruzado para ajustar bien el tiento (cuero). La de la derecha, más icónica, con un único canal más profundo. Se trata de objetos antiguos, puesto que las boleadoras más modernas eran de piedra redonda, sin canales, a las que se recubría con cuero atado a la soga. Es significativo que estos objetos tengan canales, lo que denota su carácter más primitivo. Las podía usar tanto el gaucho como el indio, exclusivamente para enlazar potros o caballos, no vacunos. En el ámbito del sudoeste del Partido de Quilmes, por lo menos a comienzos del siglo XIX todavía podría existir ganado equino cimarrón (salvaje o alzado), para “bolear”. Gentileza María del Carmen Vinciguerra.

Por último, María del Carmen nos describe brevemente la flora y la fauna de cuando llegó al lugar: “Abundaban las viboritas ciegas. Las más grandes no llegaban a medir un metro, inofensivas. Hormigas coloradas y negras. También había arañas negras de tierra que andaban siempre en pareja: el macho aparecía en algún lado y aunque se mataran al otro día aparecía la hembra en el mismo lugar. Todo el campo, a la noche, se llenaba de luciérnagas y durante la tarde estaba lleno de mariposas de colores.  Fuera de los bañados con sus típicas plantas, había muchos cañaverales.  Pero lo más típico eran las plantas de ortiga, los revienta caballos, y en los troncos de los árboles o alambrados crecían los huevitos de gallo y el mburucuyá”.

Dibujos panorámicos de lo que debe ser definido como Casco Histórico del barrio La Paz.

Los cuatro dibujos que siguen a continuación han sido confeccionados por María del Carmen, en base a sus recuerdos de la infancia vividos en el lugar. A nuestro criterio, contienen una frescura y veracidad inigualables.  El primero es una distribución completa del perímetro histórico, desde Avenida Pasco hasta calle 804. Y los otros tres son detalles de cada una de las partes.

Dibujo de María del Carmen Vinciguerra. Plano panorámico del Casco Histórico: su punto central ubicado en la intersección de Avda. 804 (hoy Santa Fe) con la calle 895 (hoy I. Torre). Abajo, a la izquierda se observan las tres construcciones de lo que habría sido el Fuerte de Observación o cuartel militar/policial/cárcel, en los terrenos del actual Frigorífico El Federal, donde vivía la familia Gagliardi. Abajo, al centro, Campo del marido de Doña Beatriz -granja-, donde había también un enorme ombú (intersección de calle 809 y 892). Al centro, en el perímetro de calles 804/892/802 y 895, se ubicaba la Casa del Molino, con tranquera de entrada sobre 895, árboles, conejera, plantación de mandarinas, una casa del hermano de Gagliardi, baños y duchas atrás del edificio principal, criadero de cerdos y gallinero. Por la calle 802 se encontraban los caños de agua que venían desde la ribera de Quilmes, ya sin uso, de Compañía de Aguas Corrientes de la Provincia de Buenos Aires, y luego venía la Casa de los Dos leones. Y otros detalles. Recuerdo del estado de dicho Casco aproximadamente hasta el año 1985

Dibujo de María del Carmen Vinciguerra. Plano detallado del predio antiguo de la Casa del Molino. Abajo, la entrada principal por la calle 895. Con los dos tipos de construcciones, con techo a dos aguas, pero de distinto nivel. La caída hacia la derecha, más alta, contenía la edificación que se levanta sobre la vieja cárcel (dos celdas de cada lado y una oficina central), destinado luego a dormitorios de la familia Paolucci, hoy con techo de tejas levantado aproximadamente en 1940. La caída hacia la izquierda construida plenamente por la familia Paolucci, con techo de chapas, edificación nueva: al frente depósito de mercaderías, luego cocina, comedor, una entrada al lado del Molino, una pieza y cocina. Hacia la izquierda de la entrada del frente de la construcción nueva se levanta el molino; más atrás el tanque australiano para acumulación de agua.  Hacia el fondo: estacionamiento de auto, camión y tractor. Y una construcción, hoy muy deteriorada, de baños, duchas, y depósito comida de animales. Abajo, hacia la izquierda el gallinero, y hacia la derecha la conejera.  En la esquina hacia la izquierda abajo, grupo de árboles entre los que se destacan grupo de eucaliptus: alguno de los cuales se estima que vendría de la época en que Sarmiento entregó semillas en la zona a Andrés Baranda, estanciero cercano del lugar.  Hoy hay alguno en pie, pero se destaca uno volteado, enorme, y cortado en partes, en esa esquina.

Dibujo de María del Carmen Vinciguerra. En detalle. Obsérvese el ombú enorme en la intersección de la calle 804 y 895.  Al frente, un bañado con cañaverales.  A la derecha, rodeado por un zanjón ancho y profundo, con las tres construcciones ocupadas por la familia Gagliardi. Agrupación de edificios que habrían pertenecido a un Fuerte de Observación o cuartel militar/policial/cárcel. De las construcciones utilizadas por la familia, una corresponde a la cocina-comedor, la del medio seguía reconociéndose como una antigua cárcel con túneles subterráneos, ya con techo caído cuando lo conoció la autora, sin uso, y a continuación los dormitorios de la familia, con piso de ladrillos. Se destaca un puente de madera para pasar a través del zanjón. Otros detalles: también había un molino y un tanque australiano.

Dibujo de María del Carmen Vinciguerra. Detalle de la Casa de los Dos Leones, entre calle 802 y Avda. Tomás Flores (Ex Pasco), y calle 895 y 892.La autora la refiere en el marco de la imaginería popular como una “Casa de Descanso” de Juan Manuel de Rosas, que nosotros hemos explicado más arriba como muy improbable situación. Obsérvese los Dos Leones, dispuestos de manera oblicua frente a la casa principal que tenía la entrada (tranquera) por la calle 895. Con árboles alrededor. Ella la recuerda con tres ventanas, techo a dos aguas, y una tranquera hacia Avda. Ex Pasco (no obstante, varios pobladores señalan también la existencia de una tranquera hacia el fondo, sobre la calle 892). Entre esta tranquera trasera, que no se consigna en el dibujo, y la Casa, había un camino de tierra, un campo grande sin animales, que en los últimos tiempos se había transformado en un depósito de motores y vehículos que habría sido de Aguas Sanitarias de la Nación). A la derecha del dibujo, obsérvese la Casa de Marta y Mauro, italianos conocidos de los padres de María del Carmen, cuidadores del campo donde luego comenzó a instalarse la fábrica Cattorini en 1957.

Para María del Carmen esta Casa de los Dos Leones debe ser considerada en una cierta unidad con el campo de Monte Chingolo, donde todos los documentos encontrados hasta ahora indican que ahí funcionaba el Saladero Las Higueritas del destacado Brigadier General, y ésta sería la “Casa de Descanso” en ese contexto. Indudablemente nosotros podemos decir que se trata de una Casa muy solariega, que se conservó relativamente bien hasta la década de 1990, y podría tener una antigüedad entre 120 a 150 años, aunque es muy improbable, por sus propias características edilicias y la vivienda real de Rosas en otros lugares, que haya sido tal casa de descanso.

El Barrio La Paz tiene una fundación reconocida oficialmente por la Municipalidad de Quilmes, desde el año 1951.Se ha cumplido su 70° Aniversario, y en setiembre del año 2022 se cumplirá un año más.  Su origen propio igual sigue teniendo alguna incertidumbre.  Se le fija una referencia con la Sociedad de Fomento Barrio La Paz, que es posterior, pero cuya sede ahora funciona en lo que fue la Escuela Número 2, la primera en su género, cercana a la Parroquia Nuestra Señora de Itatí.

Quilmes, 2 de abril del año 2022

 

Bibliografía y documentación:

(26) Mignelli, José Luis, ver su blog enwww.lasarmasblancas.blogspot.com.ar

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