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El proyecto Wilfredo Latham y la fundación de Villa La Florida

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A 95 años de la Fundación de la localidad. La Estancia ovejera en el siglo XIX del sudoeste de Quilmes como nunca se ha visto.

Por Víctor Gabriel Gullotta (con la colaboración del Ing. Rodolfo Cabral en el análisis y ubicación de planos y mapas).

 
Desde Liverpool a Buenos Aires

Nuestro hombre nace en Liverpool, Inglaterra, en 1817, pequeño pueblo portuario con mirada a la vecina Irlanda, desde donde ya transitaba el 40% del comercio marítimo mundial.  A los 25 años (1842) arriba a la dársena de Buenos Aires, junto a su esposa Cristina Lucas, luego de una travesía por barco de tres meses de duración. Ocho años después, en 1850, se instala en una finca dentro del espacio sudoeste de Quilmes, conocido luego como Villa La Florida, al borde del amplio, no siempre caudaloso, esporádico, Arroyo Las Piedras.

Resulta extraño, por lo menos, que un hombre joven abandone aquel lugar de promisión, segundo muelle después de Londres, por donde observaba correr el comercio con las Indias Occidentales, con Europa continental y el tráfico de esclavos del atlántico. Liverpool contribuía a expandir a un primer nivel mundial la actividad económica de Inglaterra: toneladas de algodón entraban para las fábricas textiles de Manchester, a escasos 50 kilómetros de ésta, proveniente del sur esclavista de los EEUU. Donde hay prosperidad, el nativo suele quedarse.  Los irlandeses, por ejemplo, emigraban en masa en ese momento a la ciudad de enfrente debido a lo que se conoció como la “hambruna de las patatas”. Ciudad más conocida por nosotros por el nacimiento de la banda The Beatles (1962), que fue el comienzo de una conmoción cultural del reino para el orbe con su frenética revolución musical. Cuando Wilfrid Latham nacía (1817) el siglo XIX ya tenía el estigma lacerante de la revolución industrial inglesa que se buscaba imponer como modelo en todos los hemisferios, independientemente de tradiciones, climas y posibilidades. Las necesidades globales de una pequeña Isla proyectada hacia todos los continentes. Y tal vez no sea casual que un siglo después, en la misma ciudad, se haya producido aquella revolución musical de The Beatles para seguir marcando el ritmo cultural del mundo, además del económico y financiero.

 ¿Qué venía entonces a buscar nuestro personaje en estas tierras argentinas, pasados 36 años de los dos vapuleos que le proporcionamos a sus coterráneos impidiéndoles la invasión por vía militar,  en territorio cercano a las famosas costas de Quilmes, y a sólo tres años antes que lo volvieran a intentar en la Vuelta de Obligado (1845)? ¿No tenía acaso conocimiento de la historia? ¿Era un simple aventurero internándose en el Sur de América, en una planicie rica de alfalfas y pasturas? El Puerto de Liverpool lo imaginamos floreciente para cuando el hombre abría los ojos por primera vez. El primer ferrocarril del planeta se conectaría desde allí a la cercana ciudad industrial, carbonífera, de Manchester, en 1830, a sus 13 años de edad.  A la cual abastecía de enormes cantidades de materia prima llegada desde distintas partes del mundo a través de sus muelles. Para adentrarse por estas tierras, entonces, es de suponer que Wilfrid  ya tenía una perspectiva de asentamiento y crecimiento económico asegurado, algún plan en su mente, que no lo sujetara a ser un dependiente rico de las actividades comerciales de ese Puerto sino un auténtico protagonista en otras tierras, aunque no fuera su Nación.

¿Habrá tiznado su rostro con el hollín de Manchester donde se trabajaba a revienta caballos mientras paseaba por allí, y su espíritu de comerciante y aventurero  pegó el vuelco decisivo para cruzar el océano hasta Buenos Aires? ¿Soñó desde aquella ciudad viajar a las fuentes de ese fenómeno industrial gigantesco que tenía a su ciudad natal como arteria vital de circulación de bienes y personas, y a la contigua ciudad de los humos negros como la trituradora y ordenadora universal, y se le presentaba con mirada sorprendida o utilitaria?  ¿Habrá percibido cómo las mariposas de alas blancas se posaban sobre los abedules de corteza blanca y se tiznaban pronto de negro, haciendo que las aves las distinguieran a distancia comiéndolas en masa? Hasta que los insectos mutaron sus alas a color negro para no seguir siendo devorados en un relativo corto plazo.  Y entonces probablemente pensó: si la naturaleza es tan audaz en cambiar apariencias para su salvación ¿por qué no podré cambiar de lugar para irme a la llanura de las pampas? Era sin duda el vértigo, el sentido de dominio, poder comercial, marítimo, militar, la simulación en la lucha por la vida, que instituía Gran Bretaña al mundo por ese entonces.[1] Y su espíritu se remontaba en esta corriente incontenible.

El genio del comerciante inglés en tiempos del Gobernador Juan M. de Rosas: Introducir el comercio lanar sin competir con el vacuno.

Está claro, en primer lugar, que lo suyo no fue competir con los grandes o medianos estancieros vacunos, más o menos todos nucleados en la Provincia de Buenos Aires alrededor del Gobernador, Juan Manuel de Rosas.  Su genio y perspicacia estuvo en ello. Llegaba a esta planicie argentina ondulada con un pensamiento y una práctica por lo menos dos décadas adelantada  por el  curso de los acontecimientos de la economía internacional que conocía de primera mano.  La revolución industrial inglesa, la de las máquinas de vapor, comenzaba a diseñar la gran demanda de lanas para la industria textil y derivados, después del algodón proveniente de EEUU.  Entre 1861/1865 el triunfo del norte industrialista en la Guerra de Secesión estadounidense sobre el sur esclavista, y gran productor de algodón, obligaría a Inglaterra a realizar un brusco giro en sus relaciones comerciales, puesto que para este país de nuestro continente ese triunfo además representaba una segunda independencia respecto a su antigua potencia colonialista. Debía Inglaterra entonces asegurarse otras fuentes de provisión de algodón y lanas, y otros productos, al mismo tiempo que no podía permitir que ningún país en la órbita de Suramérica intentara desarrollar algún bosquejo de desarrollo industrialista independiente, y por ello promovió y sostuvo desde todos los ángulos y vías posibles la Guerra de Destrucción contra el Paraguay (1864/1870),  el debilitamiento de los países que participaron en ella, sobre todo Argentina y Uruguay, y el estancamiento de Brasil.

Apenas bajó del barco británico Alice Brooks en 1842, como cuenta su biógrafa[2] el inglés de Liverpool  se anotó en el Consulado de Buenos Aires como “merchant” (comerciante). E inmediatamente conforma una sociedad con su hermano Agustín que tuvo la sugestiva razón social de “Casa de Importación y Exportación & Co”.  Posteriormente, en su libro[3] detallará todo lo que Argentina exportaba por ese entonces: algodón, lana, seda, quincallería, hierro, vinos, aceites, frutas, azúcar, harinas, muebles y alhajas, cueros secos y salados, charqui, huesos, aspas, sebo, cerda, pieles, plumas de avestruz, tabaco, e importaba distintos productos manufacturados desde Inglaterra, Francia, Alemania, Dinamarca, Suiza, España, Portugal, Italia, EEUU, Canadá y Brasil. Los términos del intercambio eran asimétricos, considerados con prístina naturalidad por el futuro estanciero: salían frutos de la tierra o productos con escasa elaboración desde la periferia e ingresaban productos de la manufactura industrial de los países centrales.  Al término, la manera de pagar esta asimetría o desigualdad debía saldarse con onerosos créditos, de la cual la Banca Inglesa era especialista en otorgar, para comprar los mismos productos que aquellos elaboraban, y consolidar un incesante ciclo de dependencia financiera.  Latham se hizo designar como representante de un banco irlandés: “The Provincial Bank Of Ireland”, lo que le hace suponer a otro biógrafo, Vicente Cutolo, un origen irlandés de nuestro hombre[4], pero no aporta ninguna prueba. Lo más probable es que por su escasa edad e inexperiencia la consolidada Banca inglesa todavía no le depositara toda su confianza.

El estanciero vacuno, de origen criollo, hasta allí, era otra cosa respecto a este aprendiz práctico, emprendedor y observador. Centraba su actividad y riqueza en la producción de carnes saladas para la provisión de los mercados esclavistas de Brasil y el Caribe, los cueros y huesos, y la carne en sí misma del animal no era aprovechada al máximo todavía, debido a una baja densidad de la población que consumía lo necesario para el día.  Las vacas eran como una plaga deambulando por la extensión de la llanura pampeana. Los tiempos por estas tierras de horizontes profundos no habían tomado todavía la velocidad de la Modernidad y la exigencia voraz del dinero capitalista que no deja nada sin aprovechar.  Recién a partir de 1870/1880 la carne vacuna comenzó a valorizarse como alimento para el mercado creciente de exportación (nuevamente controlado por los ingleses) y por lo tanto las tierras asociadas a ella elevaron su precio.

El Proyecto Latham en Villa La Florida

 El Proyecto Latham aparecía en principio como modesto y no competitivo con los estancieros vacunos o cerealeros, pero tendría, a pesar de ello, grandes repercusiones nacionales. Él venía con otro animalito bajo el poncho al servicio de los intereses de su Majestad y de su patrimonio: las ovejas más lanudas, que ya se habían comenzado a importar desde 1813, sobre todo la raza Merinos de España y las Negrettes y Electoral de Alemania.  Su objetivo jamás fue instrumentar una producción masiva de ovejas en las tierras de Quilmes, a gran escala, sino crear ejemplares mejorados con vellones largos, fibrosos, limpios, experimentando cruzas entre razas de la misma especie, al mejor estilo de la selección “artificial” inducida por Darwin.[5] Su propósito fundamental sería diseminar su resultado por los extensos campos de la Patagonia, lo que de hecho ocurrió, pues la mayoría de las estancias del sur fueron compradas o pasaron a ser propiedad de ingleses, con ganado ovino como motor central de su actividad, y sobre todo una vez caído el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, comandado por el Brigadier Juan Manuel de Rosas, en febrero de 1852, que ejercía las Relaciones Exteriores de la Nación.

Sabemos,  por los testimonios que brinda Marcelo Traversi[6], que en “esta aldea en el año 1862”, como no había quejas del vecindario se instalaron mataderos en solares y era común ver majadas de ovejas acorraladas en el centro de Quilmes (250/300 animales). Allí se entregaban al “carnerero” tres o cuatro ejemplares que era vendido a particulares en la vía pública en el día. A fines del siglo XIX en muchas casas particulares de Quilmes se domesticaban y consumían ovejas, y a veces se concertaba con algún carnicero experimentado su faena y desuello en el terreno del fondo, pero no había establecimientos especializados ni corrales para este lanudo, excepto la Cabaña de Latham entre 1850/1877.

Raza Merino, la que predomina hoy en la Patagonia.

El Merino mejorado y adaptado de Latham fue el más modélico.  Es decir, el Proyecto Latham era de una apariencia modesta visto solamente como el de un estanciero quilmeño, pero de una profundidad insospechada para el resto del país y bajo los eficaces imanes de la marcha de la economía mundial capitalista. Poco antes de la muerte de Latham comenzó a formarse el Merino Argentino (1875) en base a la importación de la raza Rambouillet de Francia. Por ello, entendemos, publica su ilustrativo libro primero en Inglaterra (1865), dedicado a sus coterráneos en su misma lengua. Para incentivarlos a emigrar a estas tierras, desarrollar dócilmente aquello que no habían podido obtener por la vía militar, e introducirnos de lleno en el liberalismo comercial desigual y dependiente. Dos años después ese texto es traducido por Luis V Varela (1867), emparentado con una vieja familia oligárquica, identificada con su propósito de convertirnos en servidores del Reino. Su traductor comenta que el libro es de utilidad tanto para el gaucho de estancia, como el agricultor de chacras, para el extranjero y para el inmigrante, del cual obtendrá diversas enseñanzas prácticas y científicas sobre el cuidado de ganados y cultivos. No podemos soslayar ni un momento la importancia ideológica y material de este libro que, casi como un inocente espía de nuestras posibilidades y recursos Latham publicaba para los ingleses; un informe muy completo. 

La derrota de Rosas (1852) significaba el preludio de lo que hubiera sido para EEUU el triunfo del sur algodonero contra el Norte industrialista en la Guerra de Secesión. Allá triunfó el industrialismo y acá triunfó continuar con una economía agro pastoril y ganadera, de grandes extensiones, escasa mano de obra. Y también fue el anticipo de la destrucción de todas las economías provinciales bajo el mando férreo y despótico de Buenos Aires, y un reflejo de la aniquilación del Paraguay como economía central de Suramérica, tal como se perfilaba. Reservándonos el papel de abastecedores de materias primas para la gran metrópoli que era Inglaterra. El Proyecto Latham encajaba perfectamente dentro de ese contexto de país sometido económica y financieramente, más allá de sus cualidades personales en el conocimiento de razas ovinas, vacunas o de manejo de chacras y cultivos.

Si hay alguien con quien podemos confrontar a Latham, desde su mismo horizonte y tiempo es con Guillermo Enrique Hudson, abuelos ingleses, padres norteamericanos. El escritor y naturalista había nacido en los “25 Ombúes” en 1841, todavía Partido de Quilmes, a escasos 10 kilómetros de lo que sería la vivienda del estanciero, cuando aquel estaba llegando a estas tierras (1842). En aquella morada bucólica y alejada el autor de “Allá Lejos y Hace Tiempo” nos recuerda que sus padres también tenían una pequeña cría de ovejas para la subsistencia.  Pero la gran diferencia está que cuando él decide regresar al país de su lengua materna, a los 33 años, en el año 1874, por problemas de salud, escribe las más memorables páginas de añoranzas, melancólicas, y hace una descripción maravillosa de nuestra naturaleza y paisajes, y además no siente ninguna admiración por el Londres que lo cobijará hasta su muerte, y de alguna manera lo ignorará. No hay nada en las innumerables páginas hudsonianas de decenas de libros que pueda resultar una observación y guía práctica para la explotación económica de recursos, como lo era el libro de Latham.

Esto es lo que jamás pudieron analizar nuestros cronistas historiadores al abordar el tema Latham.[7]  Es elemental indicar que el paso del ganado vacuno al ganado lanar, mientras sonaba el tambor muy ruidoso del contexto internacional, por lo menos transitoriamente durante 30 años (1852/1882), fue de una importancia cardinal en el decurso político y económico de nuestra Nación.  Cuando se retoma la producción vacuna, a mayor escala, con la tecnología de las cámaras frigoríficas, los tentáculos ingleses ya estaban sobre nuestra yugular, en el sur del país, en la Provincia, en los ferrocarriles, y en todo cuanto orden estratégico de poder nacional podamos hablar. Por ello, no podemos seguir diciendo que La Estancia Latham era una simple Estancia Ovejera. Hay que tratar de dilucidar y explicar su Proyecto, su origen, sus repercusiones y consecuencias.

De paso, el inglés devenido estanciero quilmeño también jugueteaba con la introducción y mestizajes de caballos de pura sangre, lo que fue muy apreciado por el Jockey Club Argentino que instituyó el clásico que lleva su nombre en las pistas del Hipódromo de San Isidro.  Siendo uno de los pioneros en el rubro atrajo la atención del flemático y depurado patriciado, inglés y criollo, el cual, antes de tener vacas, debía tener tierras a granel y apreciar un padrillo o yeguarizo de pura sangre.

Latham en su Estancia: características. El “dueño” del Arroyo Las Piedras. Origen de la Avda. 844-José A. López.

Y acá lo tenemos.  Compra tierras baratas, pero relativamente altas, entre el Arroyo las Piedras y la actual Avda. Calchaquí.  Seguramente llegó aquí en sulky o berlina. Le asombraba que todo nativo supiera montar a caballo, para hacer cualquier cosa o trasladarse a cualquier lugar, y así lo expresa en su libro.[8]  El caballo para él hace a la idiosincrasia del ser humano de esta llanura, con la que comienza a sentirse a gusto e identificarse. Mira el horizonte hacia el Oste, observa tierra negra con pasturas ricas, y la aguada allá, hacia abajo, del Arroyo.  Se apea, la recorre y comienza a pensar en la construcción de su Proyecto soñado.

Compra entre 1850 y 1863 una relativa extensa propiedad, suficiente para su propósito experimental, la que estaba dividida en tres Chacras, llamadas “De Arriba” (año 1850, superficie total 934.745 m2), la más alta de las tres; “Los Álamos” (año 1852, adquirida con dinero de su esposa Cristina Lucas, superficie total 643.045), donde se instaló la vivienda principal, y la “Segunda Chacra” (año 1863, superficie total 951.713 m2). Unas 250 hectáreas aproximadamente, propio de un estanciero medio.[9]

Comienza su actividad trayendo una majada de 100 ejemplares de Negrettes y los cruza con Rambouillets. La experiencia dice haberla observado “de un caballero de este país” … “de cuya majada se compone la mía”, en sociedad con él.  Este Señor era Manuel Benavente, con Estancia que se encontraba vecina, pegada, como se distingue en los Planos, en el límite Norte de la propiedad de Latham, y que después sería el lugar del Casco de la Estancia Villa La Florida, “que poseía un número de ovejas pampas de pura sangre, de lana larga, las cruzó y las refinó por una serie de años (20 a 25) con merinos sajones” (Latham: 65). Para Latham, el resultado de su experimento desembocó en una raza de Merinos con la cual   obtuvo premios nacionales.

Las dos primeras Chacras mencionadas tenían un contacto original con el Arroyo Las Piedras, que perderá  en pleito con los herederos de Brígida de la Cruz-José Ricardo Godoy -poderosos terratenientes de la época colonial-. De manera tal que cuando nos encontramos con los datos de su Testamentaría realizada en el año 1884, la “Segunda Chacra” apenas roza por algunos metros dicho Arroyo, hacia su sección Nord Oeste, haciéndole disminuir una gran parte de su valor. Sus herederos, la esposa inglesa, y sus cuatro hijos, argentinos, no supieron o no quisieron seguir manteniendo la propiedad.  La Estancia de Manuel Benavente, en cambio, luego Ramón Echaire, nunca perdió el contacto con la aguada pues la propiedad de Latham le habría hecho contención desde el Sur a tal posible pretensión.

negrettes latham
Raza negrettes, el primero introducido por Latham en su estancia.
rambouillet ovino Latham
Raza  Rambouillet, con la cual establece cruzas.

Lo cierto es que las tres Chacras tenían dos Secciones. Una ubicada al Norte, llamadas “De arriba” y “Segunda Chacra”, conformando casi un rectángulo grande, y la otra, ubicada al Sur llamada “Los Álamos”, dibujando un trapecio, más chico, donde vivió Latham y su familia. Es plausible pensar que su majada se localizara con corrales en la primera chacra, y se las llevara a pastar y beber a la segunda chacra, ambas al borde de la Estancia de Don Manuel Benavente, socio y también Estanciero Ovejero. Mientras que la última chacra se desempeñaba como vivienda de la familia. El Agrimensor/tasador Edgardo Moreno (1884), dice que la Chacra “De Arriba” es un terreno “alto y ondulado, superior al de las otras chacras: tiene dos potreros interiores, está todo alambrado y tiene cinco cercos vivos”, y una “población principal de material en barro con tres piezas y techos de azotea”, y otra “población menor y material y techo de teja deteriorada” y “dos pozos grandes con brocales”.

Se constata que ya para esa época tenía un arrendatario principal de nombre Domingo Echegaray, quien manifiesta que por un acuerdo anterior entre Latham y Benavente (luego Echaire), la separación de ambas propiedades entre el inglés y el argentino Benavente fue una cesión que se realizó por mitades a favor de la Municipalidad de Quilmes.  Se hallaban sólo deslindadas por un alambrado y una zanja. Esa entrega amigable hacia el tercero municipal constituye el origen histórico, de manera fehaciente, y nada menos, que de la Avenida 844-José Andrés López, la principal arteria de Villa La Florida/San Francisco Solano. Naturalmente, entonces, cuando Solano se loteó en 1949 sobre la base de la gran propiedad de Claypole-Obligado, desplegada del otro lado del Arroyo, la Cía. Tulsa construyó el primer puente para darle continuidad a esa calle preexistente hasta lo que sería la Estación del Ferrocarril Provincial, dividiendo en loteo en una Sección Norte (más alta) y otra Sur (con mayor pendiente, más baja). Por allí pasarían desde la segunda mitad del siglo XX los primeros carros, autos y colectivos, primero desde el Camino General Belgrano, donde se plantaron antiguos eucaliptus, ya talados, y luego desde Plaza Constitución. Pero antes fue un  camino de comunicación de tierra a quienes venían a visitar el Arroyo para refrescarse, pasear, cazar, pescar, o pasar un día de campo.  La antigua separación de propiedades entre ambos estancieros, la zanja y alambrados que los separaba, permitió que Solano tuviera entrada/salida directa hacia y desde el centro de Quilmes a través de esta arteria, en ese lugar.

Es significativo, por otra parte, que en el Plano de 1884, como se podrá ver más abajo, no aparezca ningún trazado que pudiera relacionarse con el actual Camino General Belgrano.  Es que, si bien existía tenuemente entre los dos grandes caminos antiguos de tropas y carretas que en la zona eran las actuales Avenidas Gral. Mosconi y Avda Donato Álvarez, recién logró configurarse con indeleble destino a partir de 1910, año del Centenario de la Revolución de Mayo, abriéndose paso entre varias chacras privadas.

La parte de mayor valor, realizada la tasación, recayó sobre la “2da Chacra” (hoy el Casco viejo de Villa La Florida, excluyendo la propiedad que era de Ramón Echaire), por $368.996. Le siguió la Chacra “De Arriba” (hoy parte del Barrio Parque Calchaquí), por $266.655 y finalmente la Chacra “Los Álamos” (actual Florencio Varela), por $259.640. No obstante, en función a las superficies reales implicadas, la más valorada resultó la de la vivienda principal (“Los Álamos”), y la menos valorada la Chacra “De Arriba”, muy probablemente por ser el rodeo principal de los animales que ya habían dejado de criarse, aunque fue la primera comprada

Entonces: Las dos Chacras ubicadas al Norte, que se observan en los Planos,  tenían como límites, arrancando desde el Arroyo Las Piedras: la Avda. 844 y su continuación la Avda. José Craviotto hasta la actual Avda. Calchaquí, sigue por Avda. Calchaquí hacia el sur hasta Avda. República de Francia y su continuación hacia el Oeste por la Avda. Ruta Provincial N° 4 – Gobernador Monteverde hasta la calle 886, y de allí hacia el Norte nuevamente cerrando con la Avda. 844-Arroyo Las Piedras (hay un pequeño ángulo de unos 200 metros donde el cierre lo hace el propio Arroyo Las Piedras, único contacto que le quedó a la extensa propiedad con la aguada natural, como ya dijimos).  La calle 886 por el lado Oeste se establece por ser el punto en que el Arroyo Las Piedras hace un recodo, que coincide con el Plano del agrimensor.

La otra Chacra tenía como límite, separada de las otras dos, la Ruta Provincial Nro. 4 (Avda. Gobernador Monteverde) hasta la intersección con el “Camino de Chascomús” (actual Avda. Gral. Mosconi), y seguía por este camino diagonal hacia el Sur hasta la actual calle 12 o Avda. Del Trabajo, desde donde se dirigía hacia el Oeste por calle 12 hasta la altura de la calle 883 (o Pte. José Evaristo Uriburu en Florencio Varela), y de allí hacia el Norte cerraba nuevamente con la Avda. Gobernador Monteverde.  Volvemos a destacar que el límite Norte de la propiedad de Latham contribuyó al trazado posterior de la Avda. 844 o José Craviotto. Le seguía la propiedad de Ramón Echaire, de quien nos referiremos después. La calle 883 (Pte.  José E. Uriburu)  como lado Oeste de “Los Álamos” se establece según la escala de medida que da el agrimensor en su propio Plano

En el Plano 18 de la Testamentaría de W. Latham (1884),  se  observa claramente la construcción de un Puente en el cruce de la Avda. Gob. Monterverde con el Arroyo Las Piedras, que se llamó, según otros documentos de la Testamentaría Manuel Obligado, “Puente M. Obligado”, y sería deseable que se rebautice con ese nombre.  Y de paso, si de puentes se tratara, el actual puente sobre la Avda. 844 que se interna al centro comercial de Solano podría bautizarse con el nombre de “Puente Wilfredo Latham”.  Para recordar nuestro pasado con estos nombres emblemáticos del lugar.

También, podrá observarse en el Plano original de la Testamentaría Latham la existencia de una línea diagonal  paralela a la diagonal del “Camino de Chascomús” o actual Avda. Gral. Mosconi: ello se debe a que, en la división de bienes, dentro de la “2da. Chacra”, se otorgó una parte a su hija María Cristina Latham de Brown y otra a su otro hijo Wilfred Campbell Day (W.C.D. Latham). Esta línea diagonal, que entonces separaba bienes en un plano, es la que aun hoy permanece como calle 875-876. Ello explica la aparición de un trazado que corta la cuadrícula general española[10], y genera manzanas muy desiguales.

La proyección virtual de esta inusitada diagonal, que se corta naturalmente con la Avda. Gob. Monteverde, preexistente, y conocida en planos antiguos como “Camino a San Vicente”, nos brinda la ubicación que tenía la casa de los Latham en “Los Álamos”, con rotunda certeza. Quedó una pequeña parte para su hija María Cristina Latham de Brown, y otra parte para su otra hija Ana Juana Loreta de Kemis, la casa incluida. Estaba entre las calles hoy delimitadas por Juárez Celman, Guido Spano, Victorino de La Plaza y Pereyra Lucena,  Florencio Varela. El cuarto hijo (Juan Edwin Vicente Ludovico Latham, murió un año antes que su padre, 1876).

Nosotros creemos que cuando Latham comenzó a comprar sus dos últimas Chacras lo hizo pensando en el acceso a las aguadas del Arroyo Las Piedras. Pero al cabo de treinta años los herederos de Brígida de la Cruz-Godoy que fueron grandes terratenientes de Florencio Varela, presionaron sobre este sector hasta que finalmente las dejó aisladas y, de alguna manera, inutilizadas a los efectos pretendidos, como ya dijimos.  El Arroyo Las Piedras tiene su nacimiento en Ministro Rivadavia, entre Glew y Longchamps, a 12 kilómetros de distancia en línea recta medida desde el puente de la Avda. 844, pero tal vez tiene un recorrido desde allí a más del doble por su cauce sinuoso, a manera de una serpiente.  Recibe fundamentalmente desagües pluviales, y desemboca en el Río de La Plata, a través del Arroyo/Canal Santo Domingo.  En la antigüedad, probablemente su nacimiento haya estado todavía más hacia el Oeste. Formado de manera natural, como otros arroyos que desembocan en el Río de La Plata desde esta parte del inicio de la llanura pampeana, cuando las aguas llegan a la altura de San Francisco Solano/Villa La Florida, la cuenca comienza a hundirse en forma de una palangana y sus alrededores se tornan inundables.  Ya en un viejo Plano de 1833 se señalaba esta característica de escurrimiento hacia sus costados

Carta y firma de Latham desde su Cabaña de Los Álamos dirigida al Ministerio de Gobierno Provincial. 1868

El amigo Fernando Font nos aporta un documento muy relevante e ilustrativo.  Wilfredo Latham dirige una Carta al Ministerio de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a principios del año 1868, pidiendo que el Juez de Paz de Quilmes informe y ordene medidas acerca de la sequía que sufría el Arroyo Las Piedras en ese momento.  Dice: “El renombrado arroyo, de agua permanente, conocido por la Cañada de Gaete en el Departamento de Quilmes, en estos últimos días ha sido secado.  Hasta tal punto han bajado las aguas que en partes que siempre tenía un ancho de cerca de 50 varas (aproximadamente 43 metros) con una profundidad casi a nado, han disminuido poco a poco a más que una vara con profundidad de pulgadas y en otras partes más arriba las aguas están cortadas.  Los manantiales o vertientes así dejadas afuera al corriente están rápidamente secando, las ‘nutrias’ abandonando sus cuevas y entre pocas semanas o días el arroyo quedará sin vertiente”.  Y continúa: “Según averiguaciones la secadura de ese importantísimo arroyo resulta de una canalización hacia aguas abajo entre terrenos pertenecientes a varios individuos”. Al mes siguiente el Juez de Paz le contesta “que la canalización realizada por la Municipalidad es imposible que sea la causa de la seca, siendo además que benefició a varios particulares y fue realizado sobre terrenos públicos”.[11] Así, el ovejero se quedó sin agua, y las tierras de la cuenca, naturalmente bajas, no se inundaron por un tiempo.

La carta parece de un tono menor, pero podemos extraer los siguientes elementos.  Latham se equivoca al señalar que el cauce del agua era “permanente”, argumento utilizado por el propio Juez de Paz para descalificar la sequía: un arroyo no se puede secar si tiene cauce permanente; en realidad era de aguas esporádicas, de crecientes por lluvias, como lo sigue siendo. Hoy, sus aguas durables se deben a los desagües familiares.  El ancho era extenso, no como ahora que se ha ido cerrando, y de ello además dan cuenta viejos pobladores que lo conocieron entre las décadas de 1930/40. Era profundo y debía cruzarse a nado, no caminando. Entre otros animales que había entre sus aguas, sobre todo peces, es la primera vez que registramos la existencia también de “nutrias” (entrecomillado por el propio estanciero).  Las chacras de Latham tenían acceso directo a las aguadas, lo que ya no se verifica en el Plano de la Testamentaría, para quien la abundante agua, inclusive en crecida por lluvias, sería un beneficio, pues estaba desde la costa Este (o margen derecho) del Arroyo, hacia la loma mayor que era el Camino General Belgrano, menos inundable, cuando otros pobladores de la Costa Oeste (o margen izquierdo), y hasta lo que hoy se conoce como el Barrio La Matera – La Cañada, eran todos anegables y un sufrían un gran perjuicio. Se concluye entonces que las obras de canalización municipales han sido correctas. Y el propio informe final es firmado por Germán Kuhr, agrimensor de los campos Claypole – Obligado, diciendo que “no es desacertado lo que hizo la municipalidad para evitar inundaciones”.

Ubicación de las Chacras. La Casa de “Los Álamos”.

Original del Plano último de la posesión de la Sucesión Wilfredo Latham, realizado en marzo de 1884.
En rojo, se traslada la ubicación de las tres chacras Chacras a la realidad actual del Plano de 1884 de toda la propiedad de Latham con sus límites más externos. En celeste, se señalan las subdivisiones internas donadas a sus hijos, según figura en el mismo Plano.

En el original del plano, obsérvese el “Arroyo Gaete” (Arroyo Las Piedras) como referencia. La Sección Norte y Sur, separada por lo que es hoy la avda. 844-Avda. Craviotto. Y la localización de la casa de Los Latham en la Chacra “Los Álamos”, hoy desaparecida. La gran propiedad ya había sido privada de la aguada del Arroyo, excepto en un pequeño recorrido de la Sección Nord Oeste. Se destaca que la Sra. de Latham no protestó a tiempo esta Mensura. El “Camino de Chascomús” es la Avda. Gral. Mosconi.

Para una mejor visualización veremos que los límites del Partido de Quilmes según designación a partir de 1910 pasan al sur por la línea de la Avda. Gobernador Monteverde, y en el Plano Topográfico de 1893 que se muestra a continuación la propiedad de “Los Álamos” queda dentro de los límites del Partido de Florencio Varela. La propiedad de Wilfredo Latham, tal como lo decíamos más arriba, estaba entre las calles Juárez Celman, Guido Spano, Victorino de La Plaza y Pereyra Lucena. Este Partido vecino, fundado en 1891, tenía el casco central en lo que se distingue de este Plano, y al cual luego se le incorpora todo lo demarcado en rosa. Recuerdo que alrededor de la década de 1960 -seguramente desde antes- había algunas protestas de vecinos de esta zona de la vieja estancia de Latham que no sabían si tributar los impuestos a Florencio Varela o a Quilmes. Probablemente la confusión se haya originado en que toda las tres Chacras de Latham fueron compradas bajo la jurisdicción de Quilmes y constituían una unidad económica y familiar.

Latham y su papel político después de Rosas

Para setiembre de 1852, meses después de la Batalla de Caseros, con Rosas en el exilio inglés, Wilfredo Latham se convertía en el presidente del poderoso “Foreign Residents” o “Foreign Community” (Comunidad de Residentes Extranjeros”, organización de extranjeros, particularmente ingleses, en la que estaba adherido desde el 01 de junio de 1845, hasta su muerte.  La Provincia de Buenos Aires si bien había sido derrotada por el llamado Ejército Grande al mando del Gral. Justo de Urquiza (con unitarios provenientes del exterior, tropas de Brasil, Uruguay, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) seguía siendo parte de la Confederación Argentina, aunque se resistía a firmar el Acuerdo de San Nicolás, un pacto preexistente a la Constitución Nacional, y por ello continuaba técnicamente bloqueada por las fuerzas otrora enemigas, incluido el apoyo del Almirante inglés Charles Hotham desde Montevideo.  En ese mismo momento de setiembre que Latham asume la presidencia de esa representación extranjera, el General Urquiza,  vencedor de Caseros,  era desplazado de la conducción de la Provincia de Buenos Aires. Se lo consideró un nuevo golpe a la Confederación Argentina pues, si bien el General entrerriano se erigió en un fuerte opositor al mando de los federales rosistas, no dejaba de ser la figura del caudillo que podía aglutinar a toda la Nación, pues él también había sido de origen federal.  Este garrotazo, que separaba a la Confederación Argentina de Buenos Aires, fue comandado desde las sombras por Bartolomé Mitre.  Y asumen el poder local distintos personajes del porteñismo, anti caudillista, antifederal y anti provincialistas, tanto antiguos federales como unitarios, como veremos en el caso del que sería Ministro de Gobierno Lorenzo Torres, amigo de Latham, y Pastor Obligado, primer Gobernador Constitucional de la Provincia de Buenos Aires, su vecino lindero de la Chacra San Francisco. 

Escudo de la Comisión Directiva del “Foreign Residents”, Tomado de la página web de la Universidad de San Andrés – Colecciones Especiales y Archivos – Biblioteca Max Von Buch – Fondo 2003-1 Club de Residentes Extranjeros, con su expresa autorización

 Ante el bloqueo que seguía sufriendo la Provincia de Buenos Aires después de Caseros, para asegurarse que los resultados esperados de la victoria no se desviaran y se encauzaran en el orden liberal que proponía el “libre mercantilismo” de Inglaterra, se dice que el estanciero ovejero quilmeño -recientemente asumido como presidente del “Foreign Community”-,  intentó mediar ante el Almirante Charles Hotham  -vigilante con su escuadra desde Montevideo-, para su levantamiento, mientras  otro grupo, nucleado en el más viejo “Committee of British Merchants”, presionaba al Cónsul inglés Roberto Gore a través de diversas cartas públicas con el mismo objetivo.[12]  La exhibición de los siempre recatados caballeros ingleses, que se habían mantenido hipócritamente distantes, resultaba lindante ahora con la obscenidad de propósito. Todos tenían el mismo objetivo, por distintas vías o medios. Latham, con un claro interés, por un lado, apoyaba la caída de Rosas, pero, por el otro, no quería que el comercio de los ingleses en el ámbito de la Provincia con el exterior se viera bloqueado ahora, por esas viejas rencillas de Buenos Aires con el interior, sobre todo con las provincias de la Mesopotamia. Cuando percibió que Hotham permanecía intransigente en la postura de no hacer nada para levantar el bloqueo, pues sus intereses políticos eran más estratégicos que el grupo de comerciantes alertados y urgidos sólo por el tintineo de sus bolsillos, abandonó estos esfuerzos.  El bloqueo de todas maneras se fue deshaciendo a favor del libre comercio, no sin antes las nuevas fuerzas que se auparon al mando haber sembrado la “pacificación” de Buenos Aires y de la Campaña pasando a varios federales leales por el degüello y el fusilamiento.  A mediados de 1854, cuando anteriormente se había establecido y jurado la Constitución Nacional (1853), Latham decide retornar a Inglaterra para comprar ejemplares que mejoraran su Haras en Quilmes, ya en los fastos consagrados, y alborozado, ante la imposibilidad de alguna recuperación del federalismo provincial rosista que amenazara sus futuros negocios y para lo cual se había preparado ampliamente.

 

Coche de Residentes Extranjeros (Tomado de la página web de la Universidad de San Andrés – Colecciones Especiales y Archivos – Biblioteca Max Von Buch – Fondo 2003-1 Club de Residentes Extranjeros, con su expresa autorización)
Libro original del “Foreing Residents” donde se observa la inscripción de Wilfrid Latham el 01.06.1845 hasta su muerte. Es un Libro Alfabético donde se iban anotando las entradas y salidas de sus miembros por abecedario según su apellido. Latham figura en el Orden 16 de la Letra “L”, desde el origen de la agrupación en 1841, Folio 91 de dicho libro. Un agradecimiento especial a Natalia Westberg, de la Universidad de San Andrés, donde se encuentra este Libro bajo archivo y protección. Colecciones Especiales y Archivos – Biblioteca Max Von Buch

No estaríamos equivocados si dijéramos que la Cría de ganado en cabañas y el Haras de Latham fue el de mayor excelencia, o el único, que hubo en el ámbito del actual Partido de Quilmes. Antes de partir a su país natal realiza una gran fiesta de despedida el 28 de junio de 1854, que se anuncia en el afamado círculo periodístico británico del British Packet.[13]  Con palabras huecas y laudatorias, diplomáticas, pero algo dejan ver tras la hendija de la ventana. Uno se puede imaginar el despliegue de juegos de pato sobre los campos de las dos Chacras principales, o alguna destreza de carrera de sortija sobre la actual Avenida Gobernador Monteverde, o una carrera de caballos de pura sangre, alguna ruidosa banda de música, y varias estacas de asado con cuero, o guiso de carneros en aquel invierno de triunfadores. Se cuenta la asistencia de cientos de importantes personalidades nacionales y extranjeras, entre ellas el Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del Gobierno/ Estado de la Provincia de Buenos Aires, Lorenzo Torres, como mencionamos antes, cuyo Gobernador era Pastor Obligado, dueño en ese momento de las tierras al otro lado del Arroyo Las Piedras (herencia de otro comerciante Inglés, Pedro Claypole y su esposa Julia Obligado de Claypole), ambos antes federales rosistas, ahora devenidos conspicuos unitarios.[14] Lo interesante de dicho artículo del British está en el “papel destacado” que se le asigna a Latham durante la reciente “rebelión” contra Rosas al frente de la Comunidad británica. En el evento hace uso de la palabra Daniel Gowland, poderoso comerciante y banquero británico, financista del primer Ferrocarril del Oeste, encargado de introducir la primera locomotora al país (“La Porteña). Como siempre, desde Bombay a Buenos Aires, la idea del ferrocarril como máquina de succión de las riquezas naturales de un país estaba  presente en este tipo de comunidad de británicos. De todo ello nos podemos dar un cuadro  de las relaciones sociales de la campaña de Quilmes durante una parte del siglo XIX, una región con varias vías de tracción, que en algún momento habrá que estudiar a fondo. Es riquísimo y fundamental recrear su Historia para saber de dónde venimos, cómo llegamos hasta aquí, y cuál es nuestro actual estado de situación. Como se ve, los casacas rojas fueron derrotados a partir de las costas de Quilmes, para reintroducirse por el patio trasero del sudoeste del Partido vestidos de traje, levita y sombrero, y asimilándose al paisaje como cuasi gauchos, exterminados los gauchos auténticos. Pero así sucedió con toda la Nación, nuestra Historia particular es un reflejo de la nacional.

 Aquel Comité de Residentes Extranjeros,  se disuelve sin su presencia,  aunque los registros de socios lo dan subsistiendo hasta el año 1981. El lobby de presión británico ya alcanzaría los altos puestos de gobernanza del país por diversos medios. Por otra parte, se reafirma que Latham seguía teniendo en Inglaterra familiares y amigos, a quienes volvía a visitar. Pero regresa pronto al año siguiente.  Se dedicará a desarrollar su Cabaña de Los Álamos, y a escribir su importante libro. Trae de Inglaterra dos padrillos de pura sangre para mejorar su Haras caballerizo.

Nuestro hombre de Liverpool enferma tal vez de poliomielitis, probablemente después de 1870.  Su médico personal, el también quilmeño desde 1853 José Antonio Wilde, hijo de británicos, que había combatido bajo las órdenes de Urquiza contra Rosas antes, habla del sufrimiento de una “parálisis” que lo mantiene postrado, y nos brinda el siguiente relato: “Entre los que en época más reciente han contribuido al progreso del país, no debemos olvidar por su jenio observador i sus perseverantes trabajos en mejorar la cría lanar, a Mr. Wilfredo Latham, que tenía su cabaña en la chacra de su propiedad Los Álamos, en el Partido de Quilmes. Él fundó ese establecimiento con un plantel de negretes, de la no menos afamada cabaña (también en Quilmes) de Don Manuel Benavente, cuya meritoria contricción a esta industria era remarcable. Vivió muchos años postrado por una parálisis, pero a pesar de su inmovilidad corporal, su inteligencia continuó en pleno vigor, i desde el lecho enviaba artículos a los periódicos, llenos de conocimientos prácticos. También desde allí dirijía ese importante establecimiento con admirable acierto”[15]

Muere en su Chacra de Los Álamos el 20.11.1877, a los 60 años de edad, y es enterrado bajo símbolos cristianos en el Cementerio Municipal de Ezpeleta.  Lo sindica una cruz céltica (la cruz típica con un redondo solar en el medio), de mármol, a cuyo pie se lee: “Sacred. To he memory of Wilfred Latham who died 21 november 1877. Aged 60” (Sagrado. A la memoria de Wilfredo Latham fallecido el 21 de noviembre de 1877. A los 60 años). Y finalmente, en la lápida, también de mármol, se lee: “May he rest in peace” (Que descanse en paz). Hace 144 años. Una vez más, el biógrafo Cutolo defiende su tesis del supuesto origen irlandés de Latham, puesto que las cruces célticas serían preferidas por aquellos.   Sin embargo, hemos rastreado que el apellido Latham (también un similar Lathom) ya estaba en la isla cabeza del Reino desde muchos siglos antes, con Escudo propio, y dentro del condado de Lancaster (Liverpool). La cruz celta podría querer representar algún deseo de no identificarse plenamente, siendo inglés, por temor, con un cristianismo católico perseguido en su país de origen luego de la reforma protestante, donde las iglesias presbiterianas o anglicanas pasaron a tener predominancia

Un británico muerto en Buenos Aires, Quilmes. Ocho meses antes (14.3.1877) un argentino, exiliado forzoso, moría en Inglaterra: Juan Manuel de Rosas, las ironías del destino y de la historia, un proceso combinado de la tras nacionalización de Inglaterra y la desnacionalización de la Argentina.

Finalmente. Se ha dicho que Latham fue uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina, en 1866, junto a Martínez de Hoz, pero ello no se corresponde con ningún registro real, y es comprensible que así no lo fuera porque no alcanzaba la magnitud económica de los otros 14 fundadores de la SRA, entre los que se encontraba nuestro más conocido Leonardo Pereyra, un hombre dilecto de la oligarquía, familia que llegó a tener más de 120.000 hectáreas, parte de cuyas tierras fueron expropiadas más tarde por el primer gobierno peronista y convertidos en el famoso Parque ecológico actual cercano a Quilmes (alrededor de 10.254 hectáreas). Alguna propiedad de Leonardo Pereyra estaba cercana a la “Segunda Chacra” de Latham por algunos cientos de metros hacia el Norte, junto a otras de Augusto Otamendi y Andrés Baranda, sobre la zona de la Cañada de Gaete.

No quedaron vestigios de su antigua propiedad  o alguna  impronta cabañera por el lugar.  De las ventas posteriores de las Chacra de los Latham se va conformando el ejido/cuadrícula de la nueva localidad. Todo el lugar de Cabaña ganadera pasó a ser chacras de horticultores y agricultores, y luego éstas fueron desplazadas, dividiéndose en manzanas y solares para habitación de familias, tierra de loteos masivos.

 

“Sacred. To the memory of Wilfred Latham who died 21 november 1877. Aged 60” (Sagrado. A la memoria de Wilfredo Latham fallecido el 21 de noviembre de 1877. A los 60 años). Y finalmente, en la lápida, también de mármol, se lee: “May he rest in peace” (Que en paz descanse)
Se encuentra al lado de la bóveda de la familia Giles. Entre ellos, Melchora de Giles (1874), esposa de Andrés Baranda, primer Presidente Municipal de Quilmes en 1852.
Vista posterior de la tumba de Wilfredo Latham

El Casco de la Estancia Villa La Florida. Ubicación lindera a las Chacras de Latham. Origen de la Fundación de la localidad

Mapa/Plano original de 1896, propiedad de Ramón Echaire. Obsérvese la existencia del casco de la Estancia “La Florida”, hoy Avda. Gral. Mosconi y 835/836, al Norte de la propiedad de los Latham

Nos habíamos referido anteriormente a Ramón Echaire. Su propiedad lindaba con la de Latham al Norte.  En un Plano de febrero de 1896 se observa la existencia del casco de la Estancia “La Florida”, a escasos 100 metros de lo que pasó de llamarse “Camino de Chascomús” a “Camino Real a Chascomús”, con la clásica entrada desde allí custodiada por sendas hileras de árboles a sus costados, a unos 450 metros de Avda. José Craviotto/Avda. Gral. Mosconi. Es de destacar que dentro de los viejos límites de esta propiedad de Echaire, por la existencia del Casco de esta Estancia, que todavía se conserva, la Municipalidad de Quilmes, por Decreto del 26.3.1926, denomina a toda esta zona como Villa La Florida, localidad descripta como “tierras de tramonta”, (tras el monte).  ¿Y cuál era ese monte?  Sin duda, los añosos árboles que se encontraban en el actual predio de Easy-Jumbo, de Quilmes, sobre la Avenida Calchaquí, y que fueron talados sin piedad y sin honor a la historia. Toda la zona se convirtió en lugar de quinteros y arrendatarios medios hasta mediados del siglo XX, pero el casco/casa de “La Florida” se conservó homogéneo.  Está lamentablemente sufriendo el paso del tiempo y daños intencionales. Debiera preservarse como lugar histórico, municipal o provincial.

La propiedad de Ramón Echaire “antes” había sido de Manuel Benavente (ver Plano más arriba), de quien Wilfredo Latham dice en su libro que ha tomado su experiencia y ejemplo en la Cabaña ovejera, como ya dijimos.

Fotograma de la Película los Pasajeros del Jardín (1982). Obsérvese la tranquera original que está sobre la entrada del Camino Gral. Belgrano. La casa que da origen al nombre Villa La Florida se encuentra dentro del inmenso bosque. No tenía entrada principal por aquí sino por la Avda. Gral Mosconi, que perdió, pues era una senda de pocos metros.
Fotograma de la misma película. Frente de la casa que fue el Casco de la Estancia de Manuel Benavente (luego Ramón Echaire), Campomar y otros, y cuyo nombre le dio origen a Villa La Florida, hoy un predio de la UOM. Estilo inglés, a varias aguas pronunciada, techos de placas de madera. Muchas casonas de un estilo similar fueron construidas en todo el recorrido hacia La Plata del Camino Gral Belgrano/Camino del Centenario, todas muy arboladas con amplios parques. La figura de blanco es la actriz Graciela Borges. Hoy destruida parcialmente a raíz de un incendio.

[1] En el año 2016 el Instituto de Biología Integrativa de La Universidad de Liverpool publicó un estudio donde dice que el fenómeno de las mariposas blancas posadas en los abedules de Manchester comenzó en 1819, es decir, apenas un año de nacido Latham, y duró un proceso de 30 años. Ver → esta nota.

[2] Hanon, Maxine, Diccionario de Británicos en Buenos Aires, 1ra Edición, 2005, Buenos Aires, Gutten Press, págs. 497/98.

[3] Latham, Wilfredo, “Las Estancias del Río de La Plata, su industria y su comercio”. Traducción del original inglés, corregido y aumentado por el autor, por Luis V. Varela, Bs. As., Imprenta de la Tribuna, Calle de la Victoria nro. 31, 1867, 190 páginas.

[4] Cutolo, Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Edit. Elche, Tomo IV, 1978, págs. 117/118.

[5] Darwin, Charles, que había visitado también la argentina entre el periodo 1833/1835, publica su libro El Origen de las Especies en 1859. Si bien pone el acento en la selección “natural” de las especies, vía adaptación del individuo más fuerte, deja entender que también se puede producir una selección “artificial”, a corto y mediano plazo, con la intervención directa del ser humano. Hoy, aquel pensamiento y práctica, con el resultado de la tecnología, se ha vuelto más intenso y sorprendente.

[6] Traversi, Marcelo, Estampas de Antaño, Librería El Ateneo, 1949, págs. 37/38

[7] Se da el caso, por ejemplo, de Orestes Carlos Ales, “Aporte Biográfico. Wilfredo Latham y su libro Los Estados del Río de La Plata, su industria y su comercio”, publicado en Boletín nro. 2 de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes” (1987) que se dedica a hacer una síntesis del libro de nuestro hombre, lleno de ponderaciones, sin el más mínimo nivel crítico, o ubicación de contexto e intereses en juego. Tampoco nuestro historiador máximo, José Craviotto, se ocupa del caso ganadero en el siglo XIX en el Partido de Quilmes, tal vez temiendo la dura confrontación ideológica y política de fondo entre unitarios y federales.

[8] Latham, Wilfredo, op. Cit.

[9] Ver para más detalles sobre estas tres Chacras: Gullotta, Víctor Gabriel, “San Francisco Solano: una Historia para Contar. 1590/1993”, El Monje Editor, 1994, págs. 143/144. No obstante, debemos decir que cuando escribí el libro en el año 1994 no contaba con los elementos de Google earth para ubicar con precisión la ubicación de las distintas chacras.  En aquel entonces ubicaba como límite Norte la calle 835, cuando en realidad era la Avda. 844. – José Craviotto.

[10] Véase al respecto de esta diagonal: Corvalán, Juan, “A 8 años del Centenario de Villa La Florida, encontramos aspectos de su historia”, Periódico Inquietudes, Año 6, Nro. 58 09.04.2018.

[11] Expediente A.H.P.B.A, Nro. De Orden 3544, Ministerio de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Año 1868, Letra L, Fecha de inicio: 07.01.1868 – Nro. Inicio: 443. Extracto: “Latham, Wilfrid sobre establecer un molino en Quilmes”. Nro. Archivo 241. Documento encontrado y gentilmente trasmitido por el investigador independiente, y miembro del Instituto de Investigaciones Históricas del Partido de Almirante Brown, Sr. Fernando Font.

[12] Silveira, Andina, Comerciantes Británicos en el Río de La Plata. En Torno a la Construcción de una Comunidad Mercantil (1810-1860). Anuario del Centro de Estudios Históricos Prof. Carlos Segretti. Córdoba. Argentina. Año 2015, Nro. 15 (pág. 233). Nosotros podemos deducir que el “Comittee of British Merchants”, fundado en 1830 sin una actuación muy visible, era una lobby más político, subversivo e insidioso que el “Foreign Community” de Latham, al cual la autora le otorga unos 900 miembros alrededor de 1852, más volcado a defender los intereses en las prácticas comerciales de sus coterráneos, pues habría dado origen a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

[13] The British Packet and Argentina News era un periódico fundado en 1826 por la comunidad de británicos y residentes en Buenos Aires, financiado por suscripción, que duró hasta 1859.  Maxine Hanon transcribe en su op. cit. el siguiente comentario realizado en ocasión de tal despedida, traducido por nosotros: “En la perspectiva de una visita a su familia y amigos en Inglaterra, el presidente de la comunidad extranjera Wilfrid Latham, ha estado representando ‘el buen viejo caballero de campo´, a gran escala; y puede ser visto por el informe que nos ha proporcionado cortésmente. Durante su residencia entre nosotros, el Sr. Latham siempre ha tenido un papel destacado; y durante la última rebelión en particular, como presidente de la comunidad extranjera, se ganó la orgullosa distinción de ‘benefactor público’.  Sus servicios han sido debidamente apreciados; y ahora que se retira, pero por un tiempo, él lleva consigo las más sinceras simpatías y los mejores deseos de una comunidad agradecida”.

[14] Peña Milcíades, la Era de Mitre, de Caseros a la Guerra de la Triple Infamia, Ediciones Ficha, Bs. As, pág. 7.  Es interesante analizar el enfoque al respecto de un historiador como Milcíades Peña que dice que “el golpe de mano del 11 de setiembre de 1852 fue el fruto exquisito de la unión del federalismo y el unitarismo porteño contra Urquiza…” “detrás del escenario estaban los grandes intereses de la oligarquía porteña personificada en Anchorena y Lorenzo Torres, pero el caudillo popular fue Mitre, ídolo de los estudiantes y tenderos porteños.

[15] Wilde, José Antonio, Buenos Aires Desde 70 Años Atrás. Imprenta y Librería de Mayo de C. Casavalle, 1881, pág.94. El autor no refiere la causa de la “parálisis”; podría haber sido también producto de la caída de un caballo, o un accidente cardiovascular sin pérdida de capacidad cognitiva, posibilidad más difícil de considerar.

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