“Nadie se salva solo, necesitamos a los demás para asegurar la supervivencia”. Frase de El Eternauta, la historia de Héctor Oesterheld que leí hace muchísimos años y quedó en mi memoria, indeleble.
En estas últimas semanas, “nadie se salva solo” repicó en la palabra del Papa, en la del presidente y en grandísima parte (por suerte) de nuestra sociedad.
Ese concepto tan claro de lo que la solidaridad significa, lo rememoré antes de esta etapa inesperada de virus, al compaginar algunos capítulos del libro sobre el pueblo Don Bosco que (ojalá) pronto verá la luz.
Porque la solidaridad es esencial en momentos de catástrofe, de pandemia y hasta para consolidar un pueblo en formación.
En Don Bosco
Don Bosco, a diferencia de otros pueblos de Quilmes y Avellaneda, nació después de la llegada del tren en 1872.
Primero se lotearon las tierras de la familia Urquizú alrededor de la parada Km. 13 del tren que se había establecido en 1927 por un decreto del gobierno nacional fechado el 10 de noviembre de 1926. “ Visto que la empresa del Ferrocarril del Sud accediendo a solicitudes que le han sido dirigidas por vecinos del lugar y teniendo en cuenta las necesidades de la zona y en el deseo de fomentar en lo posible el desarrollo de sus secciones locales, proyecta construir una parada para servicio de pasajeros…”
En 1929, la parada Km. 13 se convirtió en Don Bosco y dos años más tarde (después de descomunales peleas que ameritan otra nota) el pueblo se llamó también Don Bosco.
Ya establecidos los nuevos habitantes que se sumaron a los antiguos arrendatarios, se debía entonces construir lo elemental. Escuela y sala de primeros auxilios estaban en la lista como prioridad.
A pesar de que existía una ley sobre fundación de nuevos centros de población de fecha 19 de junio de 1913, que obligaba a los dueños de la tierra a dejar para el fisco lotes destinados a escuelas, comisarías, hospitales y plazas, esta concesión se demoraba por artilugios legales.
Entonces, como nadie se educa o cura solo, la solidaridad de los vecinos se puso en acción.
Las escuelas
Existió una escuela privada pionera, en la casa de uno de los primeros arrendatarios, Pedro Tassano, llegado a la zona alrededor de 1840. Construyó un rancho que se convierte después en pulpería “y es posta obligada de las carretas y diligencias que hacen el recorrido desde el Riachuelo a Ensenada pasando por Quilmes, la pulpería estaba frente al camino Real”… “Más tarde construye otro rancho para la primera escuela privada de Bernal que llega a tener 20 alumnos entre hijos de campesinos y del personal de la Estancia Santa Coloma”.[1]
El otro rancho está en realidad conectado a la fonda como se aprecia en la foto de 1931. La escuela comenzó a funcionar en 1883 pero no por mucho tiempo.[2]
La primera escuela entonces se aloja en la casa de este vecino de la zona. La segunda, la escuela Nº 42, fue inaugurada el 28 septiembre de 1931 a pedido de los ya numerosos vecinos del pueblo. Como no había un lugar determinado, se instaló en la esquina de Los Andes y Maipú, en lo que era una carbonería del Sr. José Marzoni quien “prestó” el lugar hasta que se pudiera construir el nuevo edificio. Recuerda una de sus ex alumnas que como era una antigua carbonería, tenía persianas y no ventanas porque era un negocio. El patio era pequeño, rodeado de una antigua y angosta galería de chapa y a su alrededor funcionaban la escuela, las aulas, la cocina y el baño.
Después de muchos años, la escuela se mudó a un terreno donado a tal efecto por los Urquizú en la calle Los Andes. Testimonio de la solidaridad y el trabajo que no cesó con Don Marzoni sino que continuó con los padres de los alumnos y directivos, está reflejado en el emocionante escrito que ya publicamos de nuestro amigo y colaborador José Carlos Grand, Escuela primaria Nº 42 y Escuela de Enseñanza Media Nº 1 de Don Bosco… la historia.
La salita de primeros auxilios.
El 20 de diciembre de 1944 se funda esta entidad de bien público en Los Andes 85, domicilio de don Antonio Sierra quien era el director de “Don Bosco” primer periódico del pueblo.
Un año después, la salita se muda a otro domicilio particular que pertenecía a la familia Davico, sobre la calle Crámer. Según lo publicado por el ya mencionado periódico Don Bosco, en su edición nº 174 del viernes 20 de julio de 1945, Año VIII, el día 9 de julio de dicho año comenzó la prestación de servicios la Sala de Primeros auxilios de Don Bosco en la calle Crámer 1075 siendo su primer director el Dr. Chiganer y un equipo de 20 médicos.
Contemporáneamente en la Av. San Martín al 1100 funcionaba otra pequeña salita. Ambas se mudaron a la planta baja de la casa, sita en Lavalle al 1100, de un conocido de nuestros lectores y amigos, Cecilio Pesquero, el naturista. Un naturista donbosquense y la Cocina de la Salud
La sala funcionó en ese lugar por más de veinte años, alquilada en forma simbólica. Toto, hijo de Cecilio, nos contó que su padre jamás les pidió el dinero del alquiler. – Si no me pagan debe ser porque no pueden- decía.
Finalmente, cuando la salita quedó chica para tanta gente, se decidió construirla en otro lugar. En la intersección de las calles Pringles, Belgrano y Formosa había quedado libre un triangulo de tierra fiscal que finalmente fue cedido para la construcción de la salita. Pero la solidaridad de Cecilio no terminó ahí.
Obtuvo el permiso para construir en ese espacio, pidió un crédito personal en el banco Provincia y junto a su hijo arquitecto inició planos y obra de la nueva salita que aun hoy existe.
Wildenses y donbosquenses.
La solidaridad no fue exclusiva en la formación de Don Bosco. Don Bastanchuri, era un arrendatario de los Urquizú que tenía un tambo muy grande. Él vivía en Wilde y allí “en 1918, en esa primitiva Wilde de calles de tierra y casas quinta, la familia Bastanchuri asigna una casa en Bolívar y Las Flores donde se establece una salita (llamada de Los Leones, porque su portón tenía dos estatuas de esos animales a los lados).[3]
Otro pionero arrendatario de Don Bosco, Juan Cruz Aldabe, llevaba los cueros a la curtiembre “La Única”, de los hermanos Merlino. La primera escuela de Wilde funcionó dentro de las instalaciones de esa curtiembre.
Más tarde, los Merlino donaron dos lotes en la manzana 10 y pidieron al municipio que construyera una sala sin obtener respuesta del gobierno. El 25 de septiembre de 1928 los vecinos crean una sociedad de asistencia pública. El hospital vecinal comenzó a funcionar parcialmente con 12 camas y ambulancia en octubre de 1932. [4] Estos hermanos, que se habían establecido en 1887 fundando un lavadero de lanas y posteriormente la curtiembre, además de ceder el espacio para la escuela ya mencionada, costearon la primera estafeta postal y facilitaron el local para instalar la primera alcaldía de Wilde.[5]
Para el final, el relato de un vecino de Don Bosco, Agustín Janica:
– La capilla del pueblo tenía dos lotes donados por los Urquizú desde el comienzo para un oratorio, en las calles Formosa y Maipú . Para su edificación recuerdo a las señoras de Attanasio y de Franceschi, entre otras, yendo casa por casa y pidiendo un ladrillo a cada uno para colaborar en la construcción.
Puntuales ejemplos éstos de la solidaridad entre vecinos y con la sociedad.
Nadie se educa, se cura o forma un pueblo en soledad. Porque “necesitamos a los demás para asegurar la supervivencia”.
Silvia Marmori
[1] Firpo, Felipe Jorge. Lanús. Recuerdos del viejo Bernal, El Monje Editor Pág. 88
[2] Pedemonte, Gotardo C. en Breve reseña de hechos y acontecimientos que hacen a la historia de Bernal, Archivos y Fuente de información, Municipalidad Quilmes, 1970
[3] Revista Noticias metropolitanas de la sociedad argentina de pediatría región metropolitana número 65, abril 2016. Historia del hospital de wilde por Dr. Carlos Palombo (Médico Cirujano) y Dr. Oscar Ruiz (Médico Pediatra)
[4] Noticias metropolitanas, revista de la Sociedad Argentina de Pediatría Año XXXII Nº 65, abril del 2016
[5] Periódico Nueva Realidad , primera quincena Noviembre 201d
Excelente.
Hermosa reseña ,y,de esa manera y con solidaridad se forma la sociedad, . A todos ellos mí mayor respeto.
La salita de primeros auxilios no estaba ubicada en Lavalle ó Belgrano al 1100, y no en San Martín,?
Recuerdo que en Lavalle ó Belgrano frente a la plaza, fui operado de las agmidalas, alla por 1952-53, por el Dr. Odone, el cual fue por muchos años directivo de Argentino de Quilmes.
Mis abuelos llegaron a Don Bosco allá por 1925, se domiciliaron en Maipú 1181, Barreiro el apellido, y fui alumno de primer grado inferior, turno intermedio, en 1953, en la escuela 42, ya en su edificio actual.
Con mis padres vivi en Misiones 135, hasta 1959, en que nos mudamos a Bernal .
Gracias por el recuerdo
Excelente!!! Solo 1 aclaracion..la casa de la Familia Pesquero está en la calle Lavalle al 1100 y no en La Av San Martin
Soy pariente politica de Don Juan Atanasio, y doy fé que tanto el como su esposa doña Raquel y toda su familia hicieron enormes aportes para construir la iglesia de Don Bosco. Gracias por la historia!!!❤
Sí, Silvana lo que decía es que Había una pequeña salita en la Av San Martín, segun Toto Pesquero estaba al 1100 de esa avenida. A la planta baja de la casa de Pesquero, en la calle Lavalle, se mudó esa pequeña salita y la que funcionaba en la casa de los D`Avico de la calle Cramer.
Que bueno lo de don Atanasio! Tuve contacto con la fmailia Franceschi pero no Atanasio, te escribo.
gracias por leer. Saludos muy cordiales!
Hola Silvia. Me encantaría me puedas contar esa parte de la historia que no conozco. Soy Norma Davico y nunca supe que en la casa de mis abuelos funcionaba la salita. Si me contas esa historia te lo agradeceré. Cariños
Hola, Norma. te escribo al mail que dejaste. El testimonio que me dieron vecinos que colaboraron con esa salita es sobre una vivienda perteneciente a la familia pero al volver a preguntarles, no erala casa familiar. Mi confusión vino del relato y del diario que daba esa dirección exacta. Lo corregí en el texto y quedó este mensaje “La casa de los Davico” suena a la casa donde se domiciliaban y no era así. Me gustaría hacerte algunas preguntas sobre tu familia, te escribo. Mucha s gracias, cariños!
Lindas raices de compromiso y solidaridad para la construcción de una sociedad como el pretigioso Don Bosco.
Me encantó saber la historia entrelazado con los hnos Wildeños en épocas de calle de tierra.
Que hallan buscado de 1er momento fomentar la salud educación.
Qué lindo leer la historia de Don Bosco! Nací aquí, en el ex policlínico del vidrio hace 53 años , mis papás vinieron en 1961 a la parte nueva, de “abajo” que para entonces era todo campo, y me encanta imaginar aún más atrás en el tiempo, cuando recién éramos km 13.Gracias!!