home Homenaje a personajes Arturo Jauretche y el Pensamiento Nacional como herramienta contra las hegemonías

Arturo Jauretche y el Pensamiento Nacional como herramienta contra las hegemonías

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A modo de introducción, plantearemos que la profundidad del pensamiento jauretchiano marcó la necesidad de disputar un paradigma hermenéutico. En esa construcción hay  cuestiones centrales que refieren a una metodología de la configuración de “verdades”—sostenidas sobre falacias— que cimientan visiones historiográficas que retroalimentan lo incomprobable y profundizan la colonización pedagógica y cultural.

A partir de la idea y clasificación taxativa de las Zonceras, Jauretche muestra cómo se incrustaron socialmente, falsas dicotomías, a manera de conocimiento, pergeñadas por visiones de país sostenidas por corrientes de pensamiento eficaces.Cuando hablamos en particular de estas corrientes de pensamiento,nos referimos a justificaciones de lo antipopular que lograron persuadir a los menos beneficiados,dela conveniencia de los planes de quienes detentaban el poder (económico). Esta operación se comprueba en un ethos que se reproduce aun en nuestros días.

Existe así, un proceso de imposición de una cosmovisión, donde “la civilización” era la imprescindible salvación frente a la barbarie. Se encorsetaba una realidad a una representación que tenía como objetivo trasplantar modelos, evitando la nacionalización de la discusión política.Por eso, la traba para “el progreso” era nuestro clima,la composición étnica y nuestras calidades sociales: a partir de esto, se construye, desde las elites, una cadena de definiciones que conllevan imposiciones.

En consecuencia, una zoncera es un sofisma que impone un desenlace para difundirlo como origen de naturalizaciones.

Esa sumatoria de conclusiones inexpugnables (porque no han sido discutidas) mantendrá su poder en la reproducción de axiomas que no se objetan.

Se inoculan a manera de creencias, esa es su fortaleza: ser popular es ser bárbaro, frente al civilizado portador de la razón eurocentrista.

Aquí, surge, una vez más, poderoso el pensamiento de Jauretche, cuando demuestra que hay sectores de la sociedad que se aferran y defiende afirmaciones lejanas a comprobaciones, incluso a aquellas que las perjudican (el mediopelismo).

Pensar críticamente es diseccionar nuestro mundo cotidiano a partir de cuestionar ideas, causas de nuestras acciones. Las zonceras actuales tienen que ver con la asimilación de determinados discursos mediáticos como origen del conocimiento, sin demanda de avales. Basta ver discusiones televisivas con paneles de opinólogos que afirman sin resquemores postulados incomprobables. Suma analizar la utilización de las redes, en tanto la difusión de las fake news, constituyentes de perfiles políticos y conductas sociales, apoyadas en un sistema donde la libre expresión es la fortaleza mediática de imposición del sector que tiene mayor poder económico.

Se torna líquido—parafraseando a Bauman, (2004) — el conocimiento y fundamentalmente, se generaliza (como falencia metodológica y habilidad hegemónica). Por eso, no debe extrañarnos determinados titulares o noticias, que buscan generar la agenda de quienes esperan guías temáticas para poder vivir.

Nuestra construcción social naturaliza imposiciones de hábiles ideólogos que excluyen el valor de la argumentación y posicionan la repetición de zonceras. Planteadas en un campo en el que no tiene valor la racionalidad en los aportes, pero sí, el posicionamiento de una idea conveniente a minorías que reproducen su poder de diseño—repetidas hasta el hartazgo—.

Por eso, Jauretche Provoca el corrimiento del velo de una doxa disfrazada de episteme.

La imposición primaria y dialéctica de civilización o barbarie, define un anclaje en el colonialismo intelectual. Una sentencia que no deja lugar a alternativas y cuya fuerza no está en el arte de dar razones, el mismo se excluye fomentado el dogma, porque su eficacia no depende, tanto en las razones en una discusión, como en que no la haya.

No casualmente, un componente elitista ha hecho de la zoncera,en alguna oportunidad, “la joya más preciada de la corona” (mención de Julio Roca en ocasión de la firma del Pacto Roca-Runciman), como eslabón de un recorrido que naturaliza la pérdida de derechos en nombre de un orden que es conveniente para unos pocos.

La base constitutiva de la construcción de conciencia hegemónica se basa en ideologías ajenas a lo nuestro, y el triunfo en el campo del pensamiento, hoy se da sobre las conciencias que asimilan como propio aquello que les es distante o inalcanzable.

La idea del progreso indefinido y la igualdad de oportunidades en un libre mercado que nunca es libre, forma parte de esa alquimia generadora de resultantes inequívocas. Dicho de otra manera, sabemos que las oligarquías organizan fiestas a las que las mayorías no vamos a ir, aunque muchos estén convencidos de que van a ser invitados.

En ese sentido, un gran logro ha sido la confusión de la pertenencia con la referencia,que conlleva pensar en función de lo que se desearía tener aunque no se tenga.

Así, en la Argentina, en nombre de la república se defendió a dictaduras y a gobiernos fraudulentos, en nombre de la libertad se avalaron estatizaciones de deudas privadas y se cuestionaron subsidios que beneficiaban a los consumidores y a las Pymes.

La imposición de la no argumentación avaló que funcionarios que administraban la economía tuvieran sus ahorros en dólares en otros países. De esta manera también, podríamos decir que los ajustes “siempre son necesarios” para poder “ingresar” al mundo que establece las formas de financiamiento convenientes.

Se oculta que el problema de la desigualdad, se sostiene en un sistema que se reproduce cada vez con mayor intensidad.

El pensamiento crítico no convalida zonceras, tales como que los pobres no van a la universidad, o que el único camino es la meritocracia,cuando las oportunidades mayoritariamente, son para unos pocos.

Muchos tratan de sostener y difundir que hay que irse, que no hay futuro, que es perjudicial que el estado se involucre y que lo popular, en sus diversas manifestaciones, es dañino. Sin curiosidades, algunos ciudadanos que apoyan estos apotegmas han sido víctimas de abusos de poder del “mercado” que defienden.

Hoy, más que nunca, hay que postular la lectura de Jauretche y militar la argumentación como método.

La zoncera, como la reproducción de las falacias, no soporta cuestionamientos: Jauretche sigue señalando y explicando el camino a construir cotidianamente, “la vacuna” contra las manipulaciones colectivas que nos inmunizan del virus de la ignorancia complaciente.

Jorge Márquez

 

Bibliografía

Jauretche, Arturo (1973). Manual de Zonceras Argentina. Buenos Aires.A. Peña Lilo editor S.R.L.

Jauretche, Arturo (1974).  El medio pelo Buenos Aires. A. Peña Lilo editor, S.R.L.Bauman, Z (2004).

La Modernidad Líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

Chul Han, Byung (2014). Psicopolítica. Buenos Aires. Herder.

2 comentarios sobre “Arturo Jauretche y el Pensamiento Nacional como herramienta contra las hegemonías

  1. Muy interesante y oportuno. Cuando los grupos de poder construyen verdades que menoscaban la voluntad de lucha y la necesidad de esclarecimiento. Un sofisma concreto que nos destruye: los argentinos somos vagos.

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